“EL CATATUMBO” DE DON RITO VELÁSQUEZ
Por Gabriel Ángel Páez Téllez
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En días pasados, por correo electrónico, recibí una amable nota del doctor David Romano Ascanio, en donde comenta su deseo de exaltar a un viejo vehículo que hace muchos años fue ampliamente conocido en Ocaña. El amigo Romano dice: "Estuvimos de aventura por Ocaña, en busca del Catatumbo...”.

El amigo David, con el apoyo ciudadano, aspira que el carro de don Rito Velásquez: "EL CATATUMBO", debidamente restaurado, se levante en un pedestal en la ciudad de Ocaña, en igual forma, como en Medellín, los antioqueños erigieron un monumento a la locomotora…

Sería un monumento único en Colombia, comenta; y estaría ubicado en Ocaña, “El otro planeta”, como también se le conoce para mayor información.

Finaliza con esta esperanzadora aseveración: "...el proyecto “El Catatumbo renacerá” busca la creación en la tierra de las cosas únicas, de un monumento único en Colombia, el monumento al primer carro emblemático que llegó a nuestras tierras.

Muy laudable esta iniciativa; y más, si se tiene en cuenta que en la persona de don Rito Velásquez, se brindaría tributo de admiración al trabajo cotidiano de los hombres que en Ocaña y su antigua provincia día a día, ponen en alto la gestión laboral que dignifican con su esfuerzo manual, en el ideario de esas almas vigorosas, que según expresó Louis Pauwels, permiten subir al cielo con las manos.

Tal vez, entre otras personas relacionadas; en especial mi amigo, el profesional Efraín Velásquez, compañero de estudios en el bachillerato técnico en Ocaña, hijo de don Rito, nos pueda colaborar en esto de hallar el actual paradero de “El Catatumbo”; si es que aún se conserva esta reliquia automotor.

Encontré una fotografía, sin información alusiva, del carro del señor Velásquez, en el libro SOCIEDAD IDENTIDAD, Editorial Códice Ltda., 1999, del historiador Jorge Meléndez, con el distintivo de Bus de Rito, Ford Mod. 1938), EL CATATUMBO, se lee en todo lo largo de la cabina, página 44. Se observa además, la parrilla delantera en forma de arco, típico de esos modelos…

En el libro LA PLAYA DE BELÉN, 1ª edición. Año 1.993, páginas 66 y 67, del Dr. Guido Pérez Arévalo, en el capítulo dedicado a Servicios Públicos, se hace amplia descripción del servicio en materia de transportes del municipio de La Playa de Belén; en forma amena se hace pormenorizado recuento de los comienzos del transporte en la región.

En el año de 1929, los apreciados comerciantes Ismael y Francisco Arévalo, según relata Benjamín Pérez, fueron quienes sin vislumbrar, ni en sueños la carretera, realizaron la quijotesca empresa de llevar a la Playa de Belén, el primer automóvil; carrito Ford de cuatro cilindros que en sitio Chapinero (junto al río Algodonal) armó un mecánico venezolano de nombre Miguel Becerra, quien meses después se casó con una apreciada dama de la Playa de Belén.

En su diario doña Agripina Ovallos de Claro, esta efeméride la anotó con la precisión propia para registrar un hecho histórico: “El día 20 de enero de 1929 entró a esta nuestra querida Playa por vez primera vez el automóvil; la entrada sucedió a las doce y cuarto de la noche”

Se comenta además, en la obra citada cómo los choferes playeros, desde aquella época lejana, asignaban nombres ingeniosos a sus vehículos que trajinaron las carreteras. Esta simpática tradición fue común en las diferentes regiones de la provincia; así, el veterano transportador don Angel Tarazona “Anguita” cuenta que el bus “Catatumbo” trajinó las carreteras desde el año 1948; agregaba en sus comentarios: “… todavía rueda por las calles de Ocaña, con la carrocería adaptada para el transporte de materiales de construcción. Don Rito Velásquez, propietario de este vehículo fue también dueño de un camión conocido como “la matica de yuca…”

Cuando yo conocí “El Catatumbo”, era ya un vehículo muy trajinado, pero que aún desplegaba la fortaleza de un motor hecho para superar las grandes fatigas y castigar la pereza de los metales. Sin embargo, de bus no tenía ni el más remoto recuerdo, contaba sí, con cabina y planchón; y el distintivo que lo hizo célebre: EL CATATUMBO, que le fue dado en homenaje del altivo río, y a la extensa llanura que comprende los valles de los ríos Zulia, Pamplonita, Sardinata y Táchira, entre otros.

Nunca estuvieron tan bien representados estos elementos naturales, como en este Ford modelo 38, cuyo recuerdo persiste con la imagen de don Rito, y de otros tantos valores humanos, que en nuestros medio provinciano enaltecieron el trabajo, riqueza de las naciones.

En este vehículo se transportaban, hacia el final de su vida útil de automotor, todo tipo de elementos para la construcción.

Hoy en el recuerdo del tiempo y la distancia, tengo la convicción de que don Rito y su vehículo estaban hechos el uno para el otro. Activos y tenaces. Nunca se les vio desfallecer en su arduo trabajo; y si hoy esta carrocería se encuentra inmóvil, en algún solar de Ocaña o de su provincia, es con la venia de su dueño, don Rito Velásquez, que descansa en el lugar de los bienaventurados.

El proyecto El CATATUMBO, en mente de doctor Romano Ascanio, es un llamado al corazón de la ocañeridad.

Medellín, 26 de febrero de 2006

EL CATATUMBO.- Reproducción de la fotografía publicada por el escritor ocañero, Jorge Meléndez, en su obra "Sociedad e identidad.
EL CATATUMBO RENACERÁ - Nota del Doctor David Romano Ascanio

Gabriel  Angel: 

Gracias  por  enviarme copia  del  artículo  para  www.playadebelem.org. ¡FABULOSO!  No hay cosa más  lisonjera  que  saber  que lo  que  pensábamos es del  gusto y además motivante para otros. Al leer  tu  correo, mi alma brincaba de emoción, la expectativa era ver una foto del CATATUMBO en todo su  esplendor. A la frustración inicial ha seguido una fuerte emoción, la de LA OCAÑERIDAD, la de saber  que no estamos arando en el desierto, que el sentimiento por la Tierra "Donde mí padre de boca de mi  madre el dulce sí por vez primera oyó",  donde vivieron mís abuelos todos, parodiando al insigne JOSE  EUSEBIO CARO, está vivo, no sólamente en mí, sino en muchos Ocañeros.

"EL CATATUMBO RENACERA" es un  proyecto que con el  apoyo de la OCAÑERIDAD pronto  lo sacaremos adelante. Estamos en el montaje de la Corporacion LOS  BARBATUSCOS, que  pretendemos sea el renacer de las Colonias Ocañeras a través de la gente que en verdad  siente a Ocaña, más allá del bolegancho y la sopa de fríjoles. La Corpración tendrá  una Junta Directiva de Nivel Nacional con sede en Cartagena. Los miembros de la Junta, por  ejemplo su Presidente podra vivir en Cartagena, el Vicepresidente en Bogota, el Tesorero en Cúcuta, el Vocal en Medellin, etc., donde se encuentren, y sus miembros podrán residir en cualquier ciudad. El Único Requsito que deben tener es  APORTAR UNA CUOTA  MENSUAL para pertenecer a  la  Corporacion. Te invito a vincularte a estos proyectos.

Estando en busca  del  CATATUMBO  FORD  modelo  1939,  según  nuestra  investigacion,  en  enero, CREIMOS  HABERLO  ENCONTRADO, pero tú artículo me ha  puesto a dudar pues vos  señalás que Don RITO VELASQUEZ tuvo otro carro conocido como la "Matica de yuca".  Bueno  esto cada vez se pone más interesante, habrá que sacar el tiempo para investigar más a fondo.  En enero encontramos lo que hemos creído es el CATATUMBO;  en  proxima ocasión te  envío una foto del que encontramos.

Espero tu valiosa colaboración y te invito a participar en este proyecto, que adelantaremos  con más ahinco en SEMANA  SANTA

Yo  soy  JUEZ  CUARTO  CIVIL  MUNICIPAL  DE  CARTAGENA. Cordialmente, DAVID  ROMANO  ASCANIO   Cel:  300-8152978

El servicio de transporte en La Playa de Belén
Tomado de la obra "La Playa de Belén", de Guido Pérez Arévalo.
(Primera edición, de diciembre de 1993)

En materia de transportes, puede decirse que el municipio está muy bien servido. Además de los vehículos que cubren la ruta Ocaña-Aspasica-Hacarí, se cuenta con 9 taxis, 4 camiones mixtos de servicio público, 30 vehículos particulares y, aproximadamente, 100 motocicletas.

El diario de doña Agripina Ovallos de Claro dice: "El día 20 de enero de 1929 entró a esta nuestra querida Playa por vez primera el automóvil; la entrada sucedió a las doce y cuarto de la noche".

Sobre el acontecimiento, relata don Benjamín Pérez: "Sin vislumbrar ni en sueños la carretera, los apreciados comerciantes Ismael y Francisco Arévalo realizaron la quijotesca empresa de llevar a La Playa el primer automóvil y ponerlo al servicio del público. Era un carrito Ford, de cuatro cilindros. Fue transportado por piezas, a pulso y hombro, al sitio de Chapinero, junto al río Algodonal, donde lo armó un mecánico venezolano muy hábil de nombre Miguel Becerra, quien meses después se casó en La Playa con Débora Pérez. De Chapinero al pueblo el carro viajó sobre sus cuatro ruedas aprovechando como carreteable el amplio y seco playón que recorre esa zona y que entonces se convirtió en soñada autopista de recreo durante las temporadas de verano".

"Había que observar la maliciosa sonrisa del chofer Becerra, cuando las muchachas playeras deseosas de experimentar las emociones de un paseo en Ford, le preguntaban ingenua y mimosamente. ¿Por cuánto nos da una montadita?".

"Años después, -recuerda don Benjamín- arriesgados choferes siguiendo la carretera que pasa por Chapinero hacia Ábrego y aprovechando el cause seco, amplio y arenoso del playón, después de vadear el río Algodonal, naturalmente, arribaron al puebo con sus ruidosos carritos Ford modelo 28. El pionero fue Concho Claro. Detrás llegaron Carruncha, Roño, Ulises Álvarez... Ellos fueron para el transporte motorizado en La Playa, guardadas las proporciones, algo así como Camilo daza y Hebert Boy en la aviación colombiana".

Los choferes playeros tuvieron siempre ingeniosos nombres para sus vehículos. Don Angel Tarazona (Anguita), veterano transportador, nos cuenta que el bus "Catatumbo", que trajinó nuestras carreteras desde el año cuarenta y ocho, todavía rueda por las calles de Ocaña, con la carrocería adaptada para el transporte de materiales de construcción. Don Rito Velásquez, propietario de este vehículo, fue también dueño de un  camión conocido como "La matica de yuca"; el bus de don Efraín Pérez se llamaba "San Cristóbal" y el camión mixto de su hermano Hemel, llevaba iluminado el nombre de "Jesusita"; el camión "Chato", de don Antonio Pacheco, era conducido don Hernán Franco. El camión "San Antonio" fue de don Salvador Arévalo y Ramón David velásquez, quienes lo vendieron, posteriormente, a don Nicolás Arévalo. Con el mismo nombre tuvo un bus don Antonio Pacheco, cuyos conductores fueron Emiro Ramírez y Anguita Tarazona.

Actualmente (1993), transitan majestuosos sobre nuestras carreteras los camiones mixtos, "El pescador", de don Nelson Tarazona, la buseta "La cachaca" de don Laureano Trigos y el bus "COOPUMA", de la Cooperativa de Mesa Rica.

 
Coplas sobre la llegada del primer automóvil a La Playa de Belén


En el pueblo de La Playa
se juntó la gente buena
para traer un carro Ford
y correr sobre la arena.

El 20 de enero de 1929
llegaron al Alto del Curo
veintiseis hombres muy breves.

Cuando vieron el aparato
toditos se arrepintieron
y le pidieron a Francisco
adelanto en el dinero.

Don Quico les dijo entonces:
"Señores me recobré,
muchachos no tengan pena,
refuerzos les mandaré".

Cuando vieron el aparato
se pusieron a pensar:
"cómo lo acomadaremos
para poderlo cargar".

Ganaban ciento cincuenta
los que iban a cargar,
sin saber ninguno de ellos
lo que les iba a tocar.

En Ocaña y a La Piñuela
llegaron donde Ismael
quien a su turno ordenó:
"Entréguenselo a Miguel".

Miguel lo recibió...
y Francisco le decía:
"El carro sube a La Playa
antes de aclarar el día".

Al llegar la caravana
donde llaman el Alto Real
hubo quien les preguntara:
"¿Pesa mucho ese animal?"

A las once de la noche
fue cuando el carro llegó,
quemaron muchos cohetones
por la alegría que causó.

Coplas de Trino Bayona, conocido en su época como Trino Coreco. (Archivos de Don Luis Carlos Vega (q.e.p.d.).