"Es un compositor serio y reposado, exigente consigo y afable en su diario trasegar". (Luis Eduardo Páez García)



 

Carlos Carrascal Claro

Semblanza de mi trayectoria vital y de mi quehacer poético: Creo que la mejor manera de encontrar aproximaciones a la forma como la poesía ha irrumpido en mi vida, es tomar el hilo conductor de los encuentros que de una manera u otra, han sembrado un cierto asombro por la palabra escrita, por la música y en especial por el verso.

Con siete u ocho años, me encontré cantando en una sesión solemne del Colegio de la Presentación, y como alumno del aula de los párvulos, el tema " Mantelito blanco" cuya letra a fuerza de memorizarla se arraigó profundamente. Posteriormente, en el Seminario Conciliar, a los once años, fue el tema antillano conocido como "El Jibarito", el que volvió a pulsar esas cuerdas poéticas interiores que fueron acomodando mi mente a la cadencia de los versos y sus ritmos. Más tarde en una presentación en el teatro Morales Berti, en la década del cincuenta, con el marco musical y la voz de la soprano Ima Sumac, grabada en un acetato de 78 revoluciones, el cuerpo y la mente fueron hilvanando movimientos para plasmar en una danza, "Las vírgenes del Sol", esa conjunción de palabras, música y movimientos, que me sirvieron para ir fraguando en el crisol inmenso que es el alma el germen no solo de mis composiciones musicales, sino de los balbuceos iniciales en mi quehacer poético.

Fue la época romántica como integrante de trío musical, la que vino a decantar todo el bagaje que venía gestándose desde muy temprano y que de manera definitiva se consolidó como vocación por la palabra, la música y el verso.

El tránsito por la escuela de Teatro en bellas Artes de Ocaña, de la que fui su monitor, con profesores como Gustavo Ospina, Ramiro Corzo y Jaime Chaparro "Barbini", ampliaron mi visión por la vida y por el mundo de las letras, acrisolando mi enamoramiento por la palabra, y marcando el derrotero definitivo a mi vida por los caminos del arte.

Si tuviera que elegir entre títulos y preeminencias para designar mi itinerario vital, solo elegiría los de compositor y poeta, no como perteneciente a unas elites determinadas, sino como aquel ser que ha sido elegido por la diosa fortuna para degustar y saborear lo amargo y dulce de la vida, extrayéndole sus mejores néctares, y teniendo para ello la sensibilidad y la palabra como herramientas.

UN SOPLO TODO LO DEMÁS

Hay días en que estamos
Hechos para el amor

Cuando la música que sale desde adentro
Se junta con la que da la lluvia
Y nos vemos empapados hasta el fondo.
Una insaciable sed invade
De darle luz al sol para que nunca falte
De tomar el aroma del caimito y embadurnarle
Los pechos a la amada
Con las frescas esencias
De la aurora.
Anudarle los vientos en la falda para que vuele
Por los aires toda.
Y extendiendo la vista al infinito
Pedirle a aquella estrella
La que la atisba cuando sale sola
Que mece sus cabellos con peines de luceros.
Esos que para verlos se precisa
Nacer con catalejos en el alma.
Cuando me siento así hasta mi corazón
Es pelota de trapo entre sus manos
Y uno siente que vive si la vida
Se anida
En lo mullido de sus labios.
Para que quiero más, si todo lo demás
Es solo un soplo

ROMPER EL CELOFÁN

Desnuda

Viertes el fragor de tus abrazos
Sobre el edredón de la noche
Con palabras truncas al borde
De tu sexo.
Esperas unas manos entendidas
Que vayan estampando
Sobre la tela del cuarto
La vieja soledad que te conturba.
Renaces
Cada vez que tus ojos se fijan anhelantes
En el lomo de la noche.
Eres siempre imprecisa y vas dejando huella
En los miles de sueños desvelados
Que pueblan el bagaje
De tu nada.
Rompe el celofán de la pureza
Esa que tú aparentas pero que a nadie engaña.
Solo cuando tus muslos cabalguen desbocados
Sobre mi potro en sombra
Encontrarás la puerta de una vida profunda
Sin disfraz
Que labrará tu forma.

SENTIR EL PENSAMIENTO

Al pensar mis pensamientos
Pienso
Que un desgaste de amor fue
Nuestro encuentro
Y pensando en sentir me voy sumiendo
En un vago sopor del pensamiento
Pensé
Que si pensaba pensaría
En adquirir un sentimiento abierto
Para encontrar con sentido otro momento
De compensar tú vano descontento
Pero por más que pienso sentir
Más voy pensando
Que es vano mi pensar si nunca encuentro
Como sentir para encontrar
Pensando
La esencia y el calor
Del pensamiento

UN AZUL TE RODEA

Es clara el agua rumorosa
Que corre rauda como una gacela
Por las acequias de tu pensamiento
Va lamiendo los limos de la vida
Que se esconden callados
En tu cuerpo
Saben de los secretos que tú guardas
En lo profundo de tus ojos negros
Los mismos con que se niegan a la luz
Del día
Remisos se agazapan y me miran
Desde la oscura orilla del silencio
Que no diera por beber
De tu agua
La que resguardas tan celosamente

Un ser elemental me tornaría
Bebiéndote en el cuenco de mi mano
Y toda la quietud que hay en tu boca
Me bastaría para beber a sorbos
Ese azul no se qué
Que te rodea

QUIETUD

La quietud de esta tarde
De febrero
Me aquieta el alma y me recuerda
A ti
Cuando mirabas el azul del cielo
Y mirándote en mis ojos
Me decías: "que falta me haces tù"
y yo te creí
Pero hoy que lo recuerdo
Y lo medito
Llego a la conclusión que fue mi engaño
El que te dio las alas para hacer
Que mi cariño se volviera
Niebla
En ese cielo inmenso
De tu ser