A
propósito de las ultimas noticias sobre las famosas pirámides financieras
que son el pan diario de estos días, debido a la cantidad de Colombianos
ingenuos que depositaron un dinero con la promesa de verlo multiplicado por 10
en pocos meses, me viene a la memoria una historia que no sé hasta donde
sea totalmente cierta, pero aseguran que ocurrió en La Playa de Belén
hace unos años.
El
mismo afán de las ganancias rápidas y la misma inocencia de muchos
-¿por qué no?-, permiten que en nuestro querido pueblo se tejan
historias dignas de Macondo. Cuentan que alguna familia campesina de cierto abolengo,
al recorrer sus campos con cierta regularidad notaban la presencia de un pequeño
duende que les sonreía y desaparecía velozmente por los arbustos.
| | Consultando
con expertos en la materia, la familia recibió instrucciones para atraparlo
y mantenerlo en casa pues era sabido de todos que estos seres son fuente de riqueza.
Apenas apareciera el duendecillo, debían rociarlo con agua bendita y enrollarlo
en una sábana blanca que llevara en cada esquina una Cruz bordada. Así
lo hicieron y en pocos días el duende se convirtió en uno más
de la familia. Cuenta la historia que este extraño ser tenía una
manera muy particular de alimentarse. |
Comía
billetes de alta denominación y lo más extraordinario era que al
día siguiente, el nuevo miembro de la familia defecaba el doble de los
billetes que se había comido en la noche anterior. Por cada millón
de pesos que se cenaba, defecaba dos millones de pesos. Pues bien, el problema
de la familia era su carencia de billetes para mantener la exigente dieta del
duende, por lo que la familia acudió a los compadres más cercanos;
efectivamente, al conocer la noticia, no dudaron en aportar un millón de
pesos para el saciar el apetito voraz del peculiar ser y en menos de 12 horas
se les devolvió un millón ochocientos pesos. Ya saben, 200.000 como
comisión para atender otros gastos y para compensar los desvelos en el
cuidado del ilustre personaje.
Todo
parece indicar que, como cosa rara, la noticia no se pudo mantener en secreto
y en cuestión de horas el chisme se regó como pólvora por
el pueblo.
Muchos
paisanos rompieron sus alcancías, otros retiraron sus ahorros de los bancos
y varios buscaron dinero prestado (Pagando altos intereses) para llevar a la familia
de marras el delicioso manjar para la dieta duende, eso si, con la promesa de
recibir al día siguiente el 180% del dinero entregado. Ayudaban a mantener
una abundante alimentación para el personaje y de paso lograban un jugoso
rendimiento del dinero. | | |
Dicen
que los millones entregados en depósito superaba la cifra de los 50. Con
las primeras luces del día, empezaron a llegar por los diferentes caminos
los paisanos que habían entregado su dinero dispuestos a reclamar sus cuantiosas
ganancias. Las caras de sorpresa no se podían disimular; se encontraron
con la casa vacía y con la razón de una vecina, que en medio de
una sonrisita burlona le informó que el bendito duende esa noche se había
esfumado sin dejar rastro. Y lo más grave, sin hacer del cuerpo.
Al
parecer el exceso de billetes servidos en la cena le produjo al pequeño
ser un malestar estomacal muy fuerte.
| | La
familia en la angustia por conseguir un remedio, se descuidó, lo dejó
por unos instantes solo y PUFF... Desapareció. Igualmente, la familia para
no pasar penas, a altas horas de la madrugada hizo lo mismo que el duende... Dicen
que ahora viven en una Capital, con bastante holgura. El duende les cambió
la vida... Algunos paisanos todavía siguen esperando que aparezca de nuevo
el duende para que les devuelva sus ahorros mientras que otros gozan recordando
la increíble historia del duende que los haría millonarios |