Unos
hombres vinieron
Atacaron, dispararon, mataron, remataron, violaron,
cercenaron
depredaron, y se fueron
Otros hombres miraron pero no vieron,
oyeron pero no fueron
capaces de escuchar, sintieron pero no pudieron lamentarse,
lloraron
pero nadie reparó en su llanto y finalmente tuvieron que
enfilar
sus pasos por los dédalos de un mundo ajeno a lo que
siempre anhelaron:
vivir en paz
Los
demás hombres, es decir, los que podían y debían actuar a
favor
de "aquellos", lo ignoraron todo. Bendijeron la maldición
y
anatemizaron a quienes ya estaban vejados, humillados y vencidos,
luego vistieron
la muerte de lujuria.
Remataron
absolvien-do la sevicia de quienes produjeron la hecatombe final