MI DUETO CON NENA
Por Aloinso Velásquez Claro

Los años 70 marcaron un hito en la historia de mi vida. Se abrieron inesperadamente ante mis ojos asombrados y a los de muchos de mis contemporáneos, los horizontes de la cultura y el conocimiento científico, gracias a la entrada en funcionamiento del claustro josemarista.

Un puñado de jóvenes inexpertos, tímidos e inocentes, nos dispusimos a buscar nuestro destino y a ensayar nuestros sueños en la tarima del saber. Éramos una familia unida por los mismos ideales, por las mismas ilusiones, por los mismos anhelos... Éramos un grupo heterogéneo. Había de todo y para todos... Pero a lo que realmente quiero llegar o lo que quisiera resaltar en este escrito, es la entrañable amistad, el afecto y el vínculo que propició la música, entre Maria Elena Pérez Claro (q.e.p.d.) y este servidor.

La familia PEREZ, siempre estuvo asistida por el ángel virtuoso del arte. Baste recordar la popularidad que entre los año 60 y 70, tuvieron a nivel nacional LAS HERMANITAS PEREZ, Yolima y Ayda; hijas del no menos famoso Benjamín Pérez, escritor y músico también.

Pues bien, NENA PEREZ, era prima hermana de las mencionadas y considero que genéticamente heredó junto con sus hermanas Magola Zorayda y Esperanza, esa vena musical y artística que nos permitieron a mi, como a muchos, disfrutar de esas maravillosas voces que concursaban a la par, con una belleza física incomparable.

Realmente mi primera llegada a la casa de Don Joaquín Pérez (q.e.p.d), se debió a un desmedido e incomprendido amor platónico que rebelde y furioso, se desató en mi corazón, hacia la jovencita Esperanza, hermana de NENA.

Buscaba yo todos los medios habidos y por haber para tratar de ganarme sus afectos amorosos, pero todo fue en vano. No valieron mis desgarradores poemas, mis románticas canciones, mis trasnochadoras serenatas y tuve que declinar finalmente en mis aspiraciones por hacerla mi novia.

Pero como dice la sabiduría popular: NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA...

A raíz de mis constantes visitas a la hermosa casona de las PEREZ, logré aquilatar una amistad y una familiaridad fuera de toda comparación, con aquellas hermosas mujeres. Constantemente me invitaban y entonces bajaba desde mi casa que quedaba en el Barrio Santa Marta, hasta el otro extremo del pueblo, es decir al frente de la edificación en donde hoy funciona el colegio, advirtiendo que a las mencionadas visitas, asistía yo revestido con mis mejores galas, que en ese entonces no pasaban de ser un pantalón corto sostenido por unos cargadores de tela que se apuntaban en forma de equis, a sendos botones en la pretina delantera, una camisa azul, de popelina, a la que mi mamá le había agregado dos grandes remiendos para compensar las sesgaduras hechas en mis interminables sesiones de juego y finalmente un par de cotizas nuevas hechas en suela de cuero y que con el producto de la ropa lavada por sus blancas manos a la familia Pacheco Pérez, me había comprado tía "Carmita", en la tienda de Don Luís Claro ... Entonces allí, en la amplia casona de paja y teja de Don Joaquín y Doña Romelia, aprendí a escuchar la forma natural como aquellas mujeres, sin la más leve preparación musical, combinaban sus voces y convertían sus gargantas en arpegios y trinos que arrancaban a mi alma las más hondas sensaciones. Solía quedarme muchas veces todo el día acompañándoles con sus propias guitarras, las más variadas canciones y los ritmos más disímiles, sin el menor asomo de cansancio ni pereza y bien entrada la noche, casi por insinuación de ellas mismas, solía regresar a mi casa a soportar con el mayor estoicismo, pero satisfecho, las interminables retahílas de mi mamá...

La vida colegial nos fue envolviendo poco a poco y fue así como gracias a nuestro paso por la coral que fundó y dirigió nuestro nunca bien ponderado César Julio Contreras, descubrimos con NENA, nuestro gusto y afinidad por el canto: Entonces por sugerencia de muchos de nuestros compañeros y del mismo Contreras, decidimos conformar un dueto que inicialmente se llamó "SEMILLAS", pero que por sugerencia de la primera Secretaria que tuvo el colegio, la señora Alba Lucy Yaruro Navas, pasó posteriormente a llevar nuestros propios nombres NENA y ALONSO. Así de esa manera comenzamos a ensayar y a cantar en cuanto evento, reunión social, misa, entierro, navidad, semana santa o 20 de Julio, se presentara en el alborozado pueblito, que ya para entonces rezumaba alegría y jolgorio, gracias al ambiente cultural que imponía el colegio y sus estudiantes.

Cada vez que debíamos presentarnos en algún tipo de actividad, cultural, religiosa o social, ella se transformaba maravillosamente... Con esa altura de palmera al viento que la hacía sobresalir sobre el resto de nuestras compañeras y el garboso andar con que solía estremecer nuestras inocentes pubertades, se ponía justo a mi lado para poder interpretar el lenguaje intangible de los signos que utilizábamos para entendernos en el manejo de las voces y las entradas y paradas que nos exigían las canciones que interpretábamos. Fue una época hermosa. La más fructífera quizás en lo que respecta a mis composiciones. Ella casi siempre que íbamos a actuar dentro del colegio, me exigía que las canciones a entonar fueran de mi autoría y yo que tanto acataba sus pedidos, me trasnochaba tratando de hacer algo bueno y digno de su voz. A NENA, le debo entonces, mis primeras canciones: REDENCION, MI CANCION ES COMO YO, VOS SEÑOR, QUE NOCHE LA DE ESTA NOCHE, QUIERO SER MEJOR y un sin número de títulos que estoy seguro, muchos de los compañeros que lean este escrito, recordarán talvez con nostalgia, otros con alegría, otros con tristeza, pero con la plena seguridad que las cosas fueron y se dieron tal como las cuento. Y no solamente cantábamos mis canciones, también fuimos intérpretes de aquellas que escuchábamos en Radio Uno, de Cali; la Voz de Bogotá, Radio Santa Fe, Radio Metropolitana y muchas otras que nos permitieron enamorarnos de artistas como Pablus Gallinazo, con "Una flor para mascar"; Ana y Jaime, con "Café y petróleo" ; y dentro de la música andina colombiana, los duetos de, Garzón y Collazos y Los Hermanos Martínez y Silva y Villalba; La Negra Grande de Colombia, con su "Campesino de Ciudad"; Mario Gareña, con su "Yo me llamo Cumbia" y muchos otros que nos ayudaron a comprender a través de sus canciones, la visión del mundo y de la realidad social que nos tocó enfrentar, entonces. Podría agregar que no hubo concurso de canciones que nuestro dueto no ganara por esos días, incluido alguno realizado en la ciudad de Ocaña y al cual siempre asistimos como invitados especiales.

Como es apenas previsible, en esta alocada carrera hacia la finitud, la margarita Josemarista empezó a deshojarse en el años de 1975, cuando cada quién emprendió su rumbo en búsqueda de la realización completa. Algunos de sus pétalos murieron en el intento, por circunstancias que sólo Dios en su insondable sabiduría conoce. El primero de ellos, fue JAIME AREVALO CLARO, apodado cariñosamente por nosotros "El Bogotano"; le siguió en su peregrinar hacia el infinito, RAMON DAVID GARCIA CELIS, ("MONCHO" a secas para todos) quien luego de habernos entregado su amistad desinteresada, se comprometió con los destinos de su amado pueblo y le entregó una parte de su vida, obteniendo un sin fin de realizaciones que aún repercuten en la mente y el corazón de sus coterráneos; la tripleta dolorosa e inexplicable, la continuó MARIA NICOLASA PEREZ CLARO. "COLASA", como siempre le llamamos, también fue una mujer de excelentes condiciones morales y sociales que estuvo también al frente de los destinos del municipio y supo canjearse el favor de la comunidad, fue amiga de todo el mundo, especialmente de los más humildes. Completando esta imponderable cadena de amargos desencantos, nos vuelve a enfrentar con la cruda realidad, el doloroso fallecimiento de NENA. La última vez que nos vimos fue hace diez años, más exactamente para las Bodas de Plata Josemaristas, cuando tuvimos la oportunidad de compartir con otros compañeros de la primera promoción, un trago largo de ternura, de sincero reconocimiento a esa amistad que a pesar de las distancias se mantuvo imbatible y fuerte contra los devastadores efectos del tiempo....

Quisiera terminar esta breve evocación, con una canción que escribí para homenajear a mi primera novia, pero que por esas extrañas y curiosas circunstancias de la vida, fue dedicada posteriormente a NENA PEREZ, escrita en papel pergamino con tinta china y plumilla con mango de palo y de la cual siempre se sintió orgullosa, casi hasta la pedantería... Le gustaba mucho cantarla. Aquella última vez que nos vimos, la cantamos hasta las lágrimas... ¡Ojalá no termine nunca de cantarla, ahora en dueto con su hermana Magola, allá donde donde titilan coquetamente las más bellas estrellas playeras y desde donde nos mira y protege, con la venia de Dios, el lucero azul de la esperanza....!!!

QUIERO SER MEJOR

En una cama de piedra descansaré
mi humanidad cansada de caminar.
Y pensando en tu sonrisa me dormiré
y después... a soñar...
Quiero ser mucho mejor que ayer,
sentir la lluvia azotar mi piel;
que la noche me parezca miel
y que el cielo se convierta en un papel
para escribir tu nombre en él....
En una almohada de ensueño reposaré
mi pensar que ya no tiene final.
Y pensando en tu alma buena me dormiré
y después... a soñar...

Girón, Julio 18 de 2007