Poema
para mi poeta
Tú
eres el reflejo de mi alma,
mi cómplice, mi esposo amado,
mi confidente,
mi paciente consejero,
mi fiel aliado.
Mi consuelo cuando la tristeza me
abruma,
mi tranquilidad en los momentos de enojo,
mi lucidez, mi descanso
en el ocaso,
mi hierba fresca, el crío que se evaporó en mi
entraña
porque nunca me fue dado.
Si nos queda poco tiempo
y fugaz
se esfuma como el viento.
Si no te he dicho todo:
que te adoro en mi silencio,
que
te extraño en tu presencia
y en tu ausencia me enloquezco.
Que sin
tino valgo nada
porque eres mi alimento,
el Maná del Dios amado
que
le da vida a este verso;
la coraza protectora que me aísla de los miedos,
que
me acuna entre sus brazos como un padre a su pequeño,
que me escucha,
que me entiende y me defiende
del que daño quiera hacerme.
Son tan
pobres mis palabras
porque tú eres tan inmenso;
con un corazón
tan grande
que se escapa de tu pecho
para transformarte en esto
que amorosa
aquí te expreso
en mi torpe poesía, sin cuartetos ni sextetos,
sin
normas que la embellezcan,
sólo basada en lo hermoso
de este sentimiento
grande
que por ti vivo sintiendo
ADRIANA
Con
estas palabras quiero dejar reflejado lo que siempre me recordará mi gran
amor. Y el lazo de lealtad que nos acompaña. Adriana.