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Ha muerto un poeta Aunque no tuve la fortuna de conocer personalmente a GABRIEL ANGEL PAEZ TELLEZ, si supe de su entrañable amor por su Ocaña provinciana, a través del rumoroso y nostálgico sabor de sus poemas y escritos, pletóricos siempre del verdadero cariño de un hijo agradecido con su tierra natal. Su alma se ha fundido con el viento del invierno elevándose silenciosa, sin palabras... sin palabras, porque todas ellas se han quedado con nosotros, desplegadas en el verso armónico de sus poemas, ritmadas en la cadencia íntima de sus estrofas, liberadas en la voz ensoñadora del rapsoda, enlazando los sentimientos y pensamientos de aquél que fue, que amó, soñó y cantó al compás de su tiempo. Ha muerto un poeta. Su alma ligera y soñadora tuvo que vivir un tiempo gris, sin jazmines ni magnolias, sin lauros ni oropeles; un tiempo de guerra y de tristeza, donde tuvo que hacer de su pluma una espada para combatir la injusticia. Mas por la noche, cuando las luces se apagaban, volaba su pensamiento en pos de cosas más bellas, de conversaciones sinceras, de preguntas y respuestas... transcribiendo después su experiencia, como un viejo Ulises que retorna a su Itaca. Ahora que emprende su última aventura, aquella de la que se dice que no existe retorno, no dejará de inspirarnos su palabra, pues bien podrá el poeta, escribir en las nubes y en el viento estrofas eternas, versos que podamos recoger al contemplar el cielo y las estrellas. Ha muerto un poeta. Sólo quedan la tinta y las hojas gastadas del libro, sólo quedan las palabras que apresaron ideas para después liberarlas, sólo quedan las voces que le dan nueva vida al pronunciarlas, sólo quedan sus sueños, sus anhelos y esperanzas, bordados en la rima generosa que reveló su mirada, porque es privilegio del poeta seguir mirando el mundo a través de sus palabras... Girón (Santander), Marzo 7 de 2008 | |||