EL PARIENTE
(A Lisandro Antonio Claro Torrado)
Por JESÚS ALONSO VELÁSQUEZ CLARO ("nano")

Hay amigos que nunca se despiden
Aunque sus voces callen para siempre
pues en el alma con luz resplandeciente
los recuerdos de ayer, peremnes siguen.
Las risas contagiosas de "El Pariente",
su compulsivo afán por el progreso;
la familia, razón de su embeleso
y el amor por su madre, omnipresente.
Hoy siento que pensar en el pasado,
es una forma de hacer que resucites;
que vuelvas para ser lo que antes fuiste:
El hermano, el amigo, el hijo amado.
Aquel que con su risa y su contento
le jugaba traición a las tristezas
y en cada abrazo colmado de tibieza
nos dejaba impregnado el sentimiento.
Lisandro, encantador de noches bellas.
Eximio hijo del mundo y de La Playa,
prestidigitador de ensueños y palabras,
bohemio inquisidor de las estrellas.
Lisandro, corazón que se agrandaba
ante el ruego infeliz de un niño triste,
el que con gesto casi imperceptible
al menos comprendido se entregaba.
Jamás en el solaz de nuestros días
se me ocurrió decir que te admiraba;
que cada abrazo de aliento que me dabas
en bálsamo inmortal se convertía.
Se me olvidó decirte que el silencio
de mi eterna orfandad, tuvo sosiego
en la palabra que alzaste en franco vuelo
buscando aminorar mis sufrimientos.
El tiempo me lanzó por mil caminos;
nuevas tierras crucé, nuevos lugares
me llenaron de angustia y de pesares,
pero siempre estuviste allí, conmigo…

II

El éxito llegó y con él, los sueños
se llenaron de amargas realidades.
El mundo se anegó de mil verdades,
nuestro diario vivir cambió de dueños.
Entonces la amistad se fue escondiendo
como el sol de la tarde en el poniente
Y el dolor de la ausencia hincó su diente
en el alma que habita nuestros cuerpos.
Un dia, Lisandro, se vistió de fiesta
Y se fue a cantar vallenatos a la gloria.
En la tierra dejó su hermosa historia
De alegría, de pasión y fortaleza…

Girón, Noviembre 5 de 2010