Navidad en mi pueblo
Alonso Velásquez Claro ("nano")

Muchas navidades de mi vida en los últimos años, habían pasado sin pena ni gloria; siempre con la añoranza de un pasado irremediablemente perdido en las honduras de la memoria, siempre con la visión, quizás equivocada, de la mediocridad del hoy comparado con el ayer… Decidido a recuperar tan extrañados momentos, decidí pasar la navidad del 2009 y los inicios del 2010 en mi tierra, con la bondad y el aprecio de la familia que siempre me ha querido, los paisanos que a veces me reclaman y los amigos que nunca me han fallado.

El 24 de Diciembre fue pródigo en sorpresas, pues nos brindó la oportunidad de disfrutar junto con mi esposa Adriana y mi hijo Carlos Mario, la calidez del hogar y las atenciones de que fuimos objeto por parte de Lupe Claro y sus hijos en el bello valle de abrego tierra fértil y prospera, de gente laboriosa y emprendedora. Allá en medio de guitarras y canciones ocañeras, nos sorprendió la "noche buena" y la navidad fue recibida con las notas musicales de un excelente grupo vallenato, conformado por auténticos talentos de nuestra tierra playera, denominando "Revelación Vallenata", el cual me sorprendió por la versatilidad de sus interpretaciones y el dominio de cada uno de sus instrumentos.

Con la reconfortante brisa helada que caracteriza esta parte de la provincia ocañera, nos dirigimos el día 26, rumbo a nuestra patria chica La Playa de Belén. Con las expectativas y la ansiedad características de quien espera por largo tiempo la realidad de un sueño, llegamos a "La División", para encontrarnos sorpresivamente, con los preparativos de una cabalgata que nunca imaginé, podría cruzar por estos caminos de Dios, rumbo al pueblo pequeño más grande de Colombia. Saludos van, abrazos vienen, sonrisas cariñosas y los madrazos que nunca faltan, nos dieron la bienvenida a la versión 2009 del Festival del Retorno, un evento concebido hace muchos años atrás, para el solaz del grueso número de paisanos provenientes de distintas partes del país y del exterior que año tras año se congregan en torno al pequeño parque y sus estrechas calles a dejar, en medio de músicas profanas, el tráfago de un año largo y dispendioso.

Remata nuestro viaje en la Vereda Rosa Blanca, lugar de mis mayores. Espacio donde los sueños de Nano Velásquez y Víctar Claro fructificaron en este que hoy soy, pienso y escribo… Allí sobre una pequeña colina, con vista al silencioso pueblo y equidistante a todas las casas del entorno, se levanta "El Balcón", una pequeña pero hermosa y acogedora vivienda, bautizada así por Leonidas Claro Velásquez, un reconocido y diligente líder de la vereda, fallecido hace años y que ahora es propiedad de los esposos Aída y César Claro, quienes nos habían invitado desde mediados del año pasado.

 

César con su perenne alma de niño y con ese acendrado amor por todo lo concerniente a ese pasado que nos identifica como playeros de vieja data, se inventó un encuentro de compañeros de la centenaria Escuela de Varones y aunque no acudieron todos a esta singular convocatoria, creo que bastó con los que asistimos, para llenar nuestros espíritus con ese aliento de vida que suele brindarnos la alegría del reencuentro…

Y entonces, volvimos a ser niños por un rato:

Partimos la piñata en la que ya no habían almendras, ni pitos, ni juguetes, ni cristales, sino viagra, vitamina C, pepsamar y medicamentos que según la jocosa visión de nuestro anfitrión, eran el reemplazo de nuestra épocas mozas; volvimos a comer chicharrones caseros de marrano y a engrudarnos como los niños que fuimos; volvimos a cantar la música de nuestros mejores tiempos; volvimos a ser los niños traviesos y jugamos al trompo, a las momas, a los secos y aunque la destreza de entonces dio paso a la torpeza propia que nos impone la carga de los años, fuimos felices por un rato y creo que cada uno de nosotros, recargó con la energía del reencuentro, ese barco de la vida que viaja con nuestros sueños personales, siempre en dirección de mejores horizontes…

Gracias César, por dejarnos soñar un rato en ese balconcito de paz , gracias Aída por las atenciones y el afecto familiar, gracias Adrianita por la ternura y la chispa con que animaste nuestras noches estrelladas, al calor de un aromoso tinto…

El 31 de Diciembre nos trasladamos a la casa que fuera de mi Tío Francisco Velásquez y en la que reside actualmente "Naco" Velásquez con su esposa Blanca Ascanio y un precioso manojo de flores que alegran con su presencia y sus virtudes la casa solariega: Anny, Torcoroma, Lina y Angie… Allí en medio de la euforia y como en nuestros mejores tiempos, recibimos en familia la llegada del nuevo año al son de la música, el ruido estruendoso de la pólvora, el chocar de los brindis por ventura y prosperidad y la alegría contagiosa de Lukas y Santiago, los hijos de Yader y Torcoroma, quienes conforman la nueva generación de playeros buenos, honestos e inteligentes.

A esta maravillosa familia, mi familia Velásquez Ascanio, un inmenso "Dios les pague" por todo ese amor, ese cariño e interés por atendernos y hacernos sentir ese calor de hogar que siempre ha caracterizado nuestra raza.

Fue muy reconfortante para mi alma y mi cuerpo, el haber compartido estas vivencias con tanta familia, tantos amigos, tantos vecinos y especialmente con mis hijos, razón y ser de mi existencia, las cuales estoy seguro, me permitirán emprender con mayor ánimo y dedicación la difícil tarea de continuar siendo un ferviente playero y un mejor ser humano

Girón, Enero 5 de 2010

De todas las actividades que pudimos disfrutar en nuestro sabroso recorrido, es digna de mencionar por la dedicación de su preparación y la intención de su objetivo, la celebrada el día 29 de Diciembre.