ACERCA DEL ÚLTIMO LIBRO DE ALFREDO BARRIGA IBAÑEZ
Por CARLOS ARTURO MENESES REYES
San José, Costa Rica
El Profesor Alfredo Barriga Ibáñez publica un libro, en este año noveno del Siglo, sobre la genealogía de su familia, oriunda de Aspasica Provincia de Ocaña. Lo intitula, "MÁS ABAJO DEL CIELO", 310 páginas. Me propongo comentarlo, conocedor de sus dotes intelectuales, la plástica de su declamación que nos hace vivir, ora en arrebatos feraces, ora en la tranquilidad y pausa de su drama, los vítores arrancados en los que la magia de la creación poética alcanza su forma colectiva gracias a la talentosa interpretación de él como declamador.
DEL GÉNERO LITERARIO

Al repasar el contenido del libro, cuesta ubicarlo en lo Monográfico, en lo Novelesco o en lo Ensayista. Asistimos a la presentación de una nueva obra para el cúmulo de creación literaria en la Provincia de Ocaña, Colombia. Pese a la fuente histórica consultada y aportada, no se dan elementos para calificarla con precisión dentro de la novela; pero sí dentro de una narración con carácter costumbrista. En fin, es ésta la predominante en los noveles y consagrados escritores de la provincia durante los últimos veinticinco años.

En el texto, la alegoría sobre "el cielo" se halla inscrita en el Imaginario regional. Cuando a la abuelita, la tía Ía, María Gracia Barriga (1892-1986), le preguntaban por el sitio en donde había nacido, Aspasica, ella respondía: "Es un lugar cerca del Cielo". El autor relaciona su respuesta con lo alto del caserío sobre la cima de una montaña, coronado de nubes. Al ocañero, si se le indaga sobre su lugar de nacimiento, responde: "en el cielo"; y si alguien no recuerda tal nombre, le agrega: "¿Parece que no conocés la felicidad?".

Transcurre su lectura en amena prosa. Producto de la ingeniosidad del escritor sobre la comarca, la descripción del viaje en un taxi expreso a Aspasica, con la estela de polvo que deja el automotor en la sempiterna abandonada vía, refleja un legado de actualización costumbrista sobre la permanencia de las cosas en una región en la que el tiempo parece que diera vueltas en redondo sobre un mismo punto. El chofer del taxi, como un personaje dicharachero y con la chispa de la ocurrencia de sus "apuntes", se identifica por su actitud de provincial. El autor aprovecha lo genealógico para recrearnos y hacernos detener en evidencias históricas, sociales, geográficas y políticas relacionadas con sus ancestros, indicaciones que trascriben a la obra desde su visión particular a una lectura de interés universal.

LO POETICO

La denominación de adorable que recae sobre Aspasica, lugar donde asentó el personaje principal de la narración, el abuelo ANGEL RICARDO BARRIGA, es propia de la sensibilidad como el escritor interpreta las relaciones filiales, fraternales, familiares y de amistad. Esa sinceridad y humildad suya, expresada en sus gestos y mirada, le habilitan la descripción poética de la "tía Ia" y demás personajes en un retrato que plasma el paso de los años con ideas egresadas del corazón. Las palabras sencillas más amorosas y conseguidas al describir a su padre, GILBERTO BARRIGA PÉREZ, son precisas y uniformadas de ternura, personaje que por su arte, ocupación y oficio, añora gozoso como "mi padre, el carpintero"; ese que en su torno de carpintería se destacaba con lo mejores trompos entre la muchachada de su generación, descubriéndole, así mismo, la guitarra y el tiple, para que con el tiempo, los amara, los ejercitara y los expusiera en sus recitales de sonidos y poesías, que son, al final de cuentas, los constitutivos del lenguaje poético con que levanta el andamiaje de su obra.

LO FILOSOFICO

Lo referencial poético en el libro comentado va de la mano con la infraestructura filosófica que transciende. Refiérese a la nostalgia como "esa espina del alma que entre más se clava, más desilusiones da a la vida". El estilo respetuoso como alude a la concepción del mundo del chofer del taxi y que al inicio de la obra describe la picaresca de la región, va tomando nota de los cuentos de un chofer "que tiene a la infidelidad como el acto más sublime de la vida". O cuando al referirse a su pariente, Dr. ARMANDO SOLANO BARRIGA, resalta la defensa por una concepción política que semeja "entre Marx y Jesucristo" el fin social de sus ideologías.

Esta tónica de hombre bueno y generoso es la constante en el desempeño social de su apreciada familia. El Profesor Alfredo se refiere a ellos con visiones objetivas, sin presunciones, comprobables por sus reconocimientos y logros como hombres de bien en la sociedad. Tal es el caso del primo que recibió la máxima condecoración que se da en Colombia, La Cruz de Boyacá, en 1964, preguntándose: "¿cómo puede ser posible que este primo tenga comportamientos amables y una voz tan dulce, si fue Sargento Mayor del ejercito colombiano?…" Fue la bondad en conductas socio-laborales el estímulo para el merecimiento de sus laureles.

LO COSTUMBRISTA

La esencia del costumbrismo ocañero resalta lo paisajístico y bucólico con características socio-geográficas de una idiosincrasia plasmada en manifestaciones lúdicas, artísticas, de valores y tradiciones que conforman el universo del Imaginario provincial al que en otras oportunidades me he referido; como en mi ensayo, "El Imaginario ocañero".

De ello nos nutre la obra del Profesor ALFREDO BARRIGA IBÁÑEZ. Deleita los sentidos del recuerdo gustativo cuando se refiere al consumo del pescado salado en los hogares de la Provincia de Ocaña y que traen de El Banco, Gamarra; siendo mejor el de La Gloria, Cesar, "por su sabor especial, más rico en su elaboración guisada al estar fresco", y el pescado "seco, asado al carbón, el olor se reparte por las casas vecinas". Alude a la sopa de arveja, de la verde, que reemplaza "a la carne consumida por los pobres" y al gusto de la compra venta en Aspasica de aguacates criollos a $500 pesos cada uno. En el viaje a este pueblito, travesía donde "descubrió muchos primos y parientes lejanos", retrata la calidad de vida de una región considerada como de las más infelices y abandonadas de Colombia, a la par de El Chocó, cuando contento por conocer a una nueva pariente, nonagenaria, se asoma al cuarto donde destaca: "la cama vestida por una estera y un colchón inflado con altibajos de paja".

Una técnica de redacción innovadora, en la novela en comento, trae el hábil uso de lo variable, cuando sin tratarse de un relato de trama y desarrollo secuencial permite la presencia, en escena, de múltiples personajes, especialmente al aludir a los reinosos. Dice, después de un viaje demoledor: "Estos reinosos, o vienen de Cáchira, o vienen con tifo". Aquí abro un compás sobre la historia regional del siglo tras-anterior. En el siglo XIX, la alusión a lo Reinoso era peyorativo. Se le dirigía generalmente a lo habitantes de las regiones altas de la Cordillera Oriental que aún, lograda la Independencia de España, continuaban dando vivas al rey. El Reinoso más destacado fue el ocañero JAVIER ALVAREZ, quien lideró la guerrilla de Los Colorados y fueron los ejecutantes en la plaza pública de la heroína AGUSTINA FERRO. Como simple símil, los de las zonas altas tienen los cachetes colorados y se les señalaba con tal palabra. Como fuente histórica, soporta un análisis de explicación geográfica en la alineación de los pueblos con génesis conservadora y en la militancia de ese partido político en el Norte de Santander, en los de las regiones altas y del sur del Departamento, precisamente lugares de su influencia poblacional. Sin herir susceptibilidades, esos Reinosos eran en el Siglo XIX algo así como la derecha, hoy. Estudio comparativo de la Constitución de Cúcuta de 1821 (Bolivariana) y el proyecto de Constitución de la Convención de Ocaña de 1828 (Santanderista) es lo que explica la génesis de los dos partidos políticos colombianos.

EL NEXO DE LA AMISTAD

Al respecto, cada personalidad nombrada por el autor va con el sello del protagonismo. El autor logra, en su fluido relato, en cada uno de ellos la encarnación de un actor central. Esa habilidad es la que me lleva a ubicar la obra dentro del género de novela. Obvio, rompo paradigmas; pero es que no nos encontramos en épocas de Jorge Isaac y "María". Detallemos. Menciona a RAÚL SANCHEZ ACOSTA, convencionista, pintor, educador, poeta, como el "mejor escritor del Norte de Santander", consideración acertada, quién hizo el Prólogo del libro. Formidable carta de presentación que el más desprevenido lector, acepta. ¡Es su amigo y he ahí su asistencia en el prólogo! Alude, con el especial fervor de quienes le conocemos, al Dr. JUAN DE DIOS PELAÉZ HERRERA, "con quién departimos momentos de literatura, academia y música en una bohemia envidiada hasta por los dioses de la antigua Grecia". La naturaleza del ocañero por sus ancestros caribes se refleja en las parrandas hasta el amanecer. En la mención de Juancho, lo ubica como actor insustituible en tan original novela comentada. Lo dionisiaco de la descripción del inseparable amigo deleita la imaginación, que es precisamente la virtud finalista del escritor: que el lector fantasee y recree también sus propios escenarios. Con la modestia que caracteriza al autor, no menciona logros reconocidos hacia él, como miembro de la familia BARRIGA, en la conformación del dueto musical JUANCHO Y ALFREDO que ha enriquecido el repertorio musical ocañero y que en aras de la brevedad menciona tan solo en el alegrísimo porro "Juancho y Alfredo", compuesto por el inolvidable compositor convencionista CARLOS GUILLERMO LEMUS SEPULVEDA "Memo Lemus". La referencia del autor de la Monografía "La Playa de Belén", DR. GUIDO ANTONIO PÉREZ ARÉVALO, complementa la Pléyada de personajes al que repito, con solo mencionarlos les da el rol de actores, como quiera que en su estilo de relato lo anhele y a mi veredicto, lo consigue. ¿Cómo? Con la Playa de Belén, que es el escenario, junto con Aspasica, donde nace esta singular narración.

APORTES DE LA FAMILIA BARRIGA

Servir a la sociedad es una característica de la familia BARRIGA delimitada en su investigación. Por la negativa de la jerarquía de la Diócesis de Ocaña, el autor no logró acceder a los archivos de los libros eclesiásticos con anterioridad al año 1900, pero logró reconstruir el árbol genealógico con indicaciones lógicas.

Encomiable labor. Desde el instante en que toma la raíz de su prosapia con la denominación de adorable a Aspasica, menciona a su personaje central, el abuelo ANGEL RICARDO BARRIGA hacia 1871. Relata la descendencia en forma novelesca, es decir, aplicándoles a los personajes la vivencia en sus actuaciones, logros y alcances como una característica más del sentido retórico del argumento. Quizás se observe que por técnica de talleril literario, la ansiedad por que ninguno de sus familiares quedase por fuera del árbol genealógico, no facilitó un método de nota referencial al margen para indicar a todos y cada uno de los descendientes. Esto, obviamente para el lector extraño, puede significar pesadez; y para otros comentaristas y/o críticos (que ojalá los hubiere) puede descalificar el género novelesco al que hoy le atribuyo a la obra.

El que el abuelo ANGEL RICARDO BARRIGA se haya desempeñado como jefe Civil y Militar en la Guerra de los Mil Días, destaca en honor. Sin proponérselo, centra en el trágico acontecimiento que despunta la patria en el Siglo XX, la función de la familia BARRIGA en su entorno social. Viviendo tranquilamente en Aspasica durante el desarrollo de esa guerra fratricida sobrevino la muerte de CAMPO ELÌAS BARRIGA. El autor se propone como meta de averiguación, el misterio que le causaba la expresión de la tía "Ía": "nos mataron un hermanito en la guerra". Con asombrosa didáctica se adentra en pasajes de la Guerra de los Mil Días, ilustrando que en ella y en el sólo Palonegro, Bucaramanga, en catorce días murieron diez mil combatientes. Conflagración que fue declarada el 17 de octubre de 1899 y finalizada el mes de noviembre de 1902 en que se firmó, entre otros, el Pacto de Chinácota, aunque las acciones bélicas se prolongaron hasta 1903, reseñando como fechas extremas, la del inicio de la confrontación, 17 de octubre de 1899 y la del 1º de junio de 1903. Tres años de guerra civil en que la primera afectada es la familia colombiana, imperándole la muerte, la desaparición y perdiendo hasta la más apetecida de las virtudes humanas del ayer: la honradez. Con nostalgia reseña la suerte del tío EUGENIO, de la primera generación, perdido para siempre y vuelto a recordar, en esta ocasión, por sus descendientes ubicados en tierras de Valledupar. No sesga esfuerzo en relatar la muerte del tío CAMPO ELIAS BARRIGA. Es que se trataba de un niño rollizo de tan solo 14 años, despuntando en la adolescencia, extrovertido al extremo. ¿Que iba a ser él del partido conservador en el gobierno durante esa guerra? Resulta que, luego de la batalla de Palonegro en que son derrotadas las huestes liberales del general RAFAEL URIBE URIBE, una fracción de éstas pasa en huida por Aspasica. Entre las gentes agolpadas, viendo desfilar a la soldadesca vencida, lanza el infortunado CAMPO ELIAS un "Viva al partido conservador", y la respuesta del soldado alienado fue la de un certero machetazo que ipso facto acabó con su vida. Esto marcó la suerte de la familia BARRIGA, que como afectada por la guerra, se desplazó a Ábrego; lo cuál "se haría cumpliendo con el cuidado que practican los desplazados de la actualidad para evitar caer en otra desgracia". Explicable la observación del autor, puesto que, en ese coletazo de la derrota liberal en Palonegro, las tropas del general liberal de Óiba, Justo L. Durán, atacaron a La Cruz (Ábrego), las del general liberal Gabriel Vargas Soto penetraron por las selvas de Teorama, en tanto que las de Rafael Uribe Uribe, después de recorrer zonas de la provincia ocañera, en las regiones de Cúcuta serían derrotadas por las del general conservador Ramón González Valencia.

Como un desenlace histórico, acorde con el desenvolvimiento del conflicto bélico en Colombia, las páginas de ésta obra están signadas con la referencia explicita o implícita a la violencia política que continúa enlutando a nuestro país. Por causa de las beligerancias que por años empobrece a la patria, recuenta seis asesinados en la familia BARRIGA. Al mismo autor lo ubico, por haber nacido en la década de 1940, dentro de la Generación de la Violencia. La familia BARRIGA, además del Jefe Civil y Militar, Alcaldes, Empresarios, Comerciantes, registra un Orador brillante y muchos Abogados, un Aviador, una Monja, un Sacerdote, un Representante, un Senador y varios estudiosos de algunas ciencias. Destaca el significativo aporte de GABRIEL MARÍA BARRIGA, quien trajo, vía Jamaica, semillas de Café a Norte de Santander y por ende a Colombia; cuestión que, al conocerla, se convierte en hito histórico de referencia a mis inconclusas investigaciones sobre el origen de la Arepa ocañera, que centro, hasta donde he podido lograrlo, en la Ruta del Café y de procedencia caldense.

Afirma el autor, por cierto, que CARLOS EMIRO BARRIGA TORRADO fue quién inventó El Capuchón, de uso en las fiestas carnavalescas a finales de los años cincuenta y década de los sesenta del siglo próximo pasado. Para entonces, la Alcaldía fijaba un número de identificación a quien decidía usarlo para participar en los concurridos bailes de la Pista Hacaritama, como se conocía el patio del Palacio Municipal de Ocaña, contiguo a la Heladería Hacaritama de propiedad y administración de los hermanos CARLOS EMIRO y ALBERTO "BETO" BARRIGA.

Luctuosa para mi la reseña de la muerte del Dr. JAVIER BARRIGA VERJEL, quien había nacido en Ocaña en el año de 1954 y asesinado en Cúcuta frente al ISS, el 16 de junio de 1995. Fue mi alumno aventajado de Derecho Civil cuando impartía clases en la Universidad Libre de Cúcuta. Miembro, en esta ciudad, del Comité Departamental por la Libertad de Presos Políticos y por la Defensa de los Derechos Humanos del que yo también hice parte y presidí. Quizás, de toda la prosapia de la familia BARRIGA, además del familiar, apreciado y destacado líder político del Sur del Cesar, EDUARDO SOLANO, y de la amistad que me une con el autor del libro en comento, destaco que a la familia BARRIGA la conocí por el inolvidable ALBERTO "BETO" BARRIGA. Desde mi época de estudiante universitario descansaba y conversaba con él en el Hotel Torcoroma, Bucaramanga, de su propiedad, posada inevitable en el viaje de ida y regreso en la continuación de estudios en la Universidad Nacional de Bogotá. Cuando fungí como Juez en Cúcuta, fue mi catador de Vino en el Hotel Colón, situado en el parque del mismo nombre. Era mi amigo y amigo de mis tíos. Aún tengo grabada la escena cuando su esposa FANNY VERJEL pasaba por el almacén de mi abuelo, en la Calle del Dulce Nombre, Ocaña, y compraba de a docena, medias blancas para niñas. Cursaba mis estudios en el Colegio Caro y en descanso dominical a inacabables lecturas, salí al portón de la casona y vi que camino a la Iglesia de la Torcorama iban "BETO" BARRIGA por el anden, FANNY por la mitad de la calle, y sus hijos, JAVIER y LUIS ANTONIO, así como las niñas MARTHA, YOLANDA, LUZ ENITH, resaltando el azul celeste adornado de encajes en su trajes, relucientes sus medias blancas apuntadas en finos zapatos de charol negro. Me admiraba que todos fueran rubios. Aunque pasado, significa ello para mí una vivencia del presente.
Libros como los del Profesor ALFREDO BARRIGA IBAÑEZ merecen ser leídos. Impulsémosle para que se publique in extenso su otra obra, "El Indeseable Retorno de Enola Gay", novela con la que participó en el Concurso Mundial "Casa de Las Américas" 2009.

San José, Costa Rica, abril de 2009.