| |Alfonso
Lobo Amaya|7 de septiembre de 2020| ME
GUSTA VER LLOVER | | Desde
niño me ha fascinado ver llover, porque cuando la calle se volvía
río crecido, hacía balsas con las cajitas de fósforo vacías
y barquitos de papel con hojas arrancadas de mi cuaderno escolar que, al llegar
a la alcantarilla, rápido salvaba a los pasajeros de un naufragio. A pesar
de que los truenos me asustaban me refugiaba debajo de la cama abrazado a mi perro,
pero tan pronto se iban los relámpagos volvía a la calle a correr
bajo la lluvia y patear charcos muerto de risa.
Me gusta ver llover, parado bajo el dintel de mi
puerta y escuchar el ruido de la lluvia sobre los tejados de zinc y el sonido
de los granizos rebotando contra las ventanas de vidrio. En el campo es más
hermoso ver llover y sentir la alegría del riachuelo cantarín que
baja de la montaña, como flautista de Hamelin, anunciado la buena nueva
a la tierra seca, a los surcos en el campo y a las semillas en flor. |
Me gusta ver llover, ya sea en el campo o la ciudad, y cuando veo llover siento
que la vida baja de su escondite para fluir como hilillos de agua formada por
millones de gotas que se deslizan silentes entre hojas, ramas, árboles,
quiches y musgos, llenando la vida de vida a todos los seres de todas las formas,
tamaños y colores que crecen sobre la superficie terrestre.
Me gusta ver llover, porque cuando llueve la tierra seca, el desierto arenoso,
los musgos descoloridos, la hierba seca, las plantas en retoño y las flores
multicolores, suspiran de regocijo y gratitud por el Creador, y aunque no lo ven,
ienten su aura divina en el fresco de la lluvia, que cual viento cálido
acaricia y refresca las mejillas sonrosadas de adolescente ruborizadas.
Me gusta ver llover, porque la lluvia, como el amor,
suaviza la resequedad del alma en el árbol viejo, de piel añejada
por años de frutos para saciar el hambre de pájaros cantores, animales
salvajes y humildes labradores y porque cuando llueve Dios hace presencia tangible,
pues sin el agua la vida no sería posible en este planeta.
Me gusta ver llover, porque me recuerda que los humanos estamos compuestos por
agua en un setenta por ciento, y cuando llueve el alma del agua vibra a la frecuencia
del alma humana y, por resonancia vibracional, el ser humano recuerda su estadía
en el vientre materno y sus primeros pasos en océanos primigenios de un
ayer milenario
Quisiera
morir en un día lluvioso, sintiendo el hálito del alma del agua
acariciando mis mejillas en un eterno adiós. ------------------------------------- Me
gusta ver llover. Alfonso Lobo Amaya.
(Sept. 7 del 2020) | |