AUTOCONOCIMIENTO - 4

ALFONSO LOBO AMAYA
Premio Nacional de Literatura Infantil

LAS CIRCUNSTANCIAS DECIDEN

El EGO cree que él decide lo que hay que hacer o no hacer en la vida, desconociendo, ingenuamente, que ¡Quien decide son las circunstancias!


Muchos van al lugar de trabajo para hacer una actividad desagradable, con un jefe insoportable, un sueldo irrisorio, compañeros pesados, en un ambiente estresante. y lo peor, sin poder renunciar porque las circunstancias nos obligan a estar allí, pues necesitamos el dinero para cubrir obligaciones personales y responsabilidades familiares. ¡Cómo quisiéramos renunciar a esta situación agobiante! Entonces compramos lotería, deseando ganarla, para mandar al carajo al jefe arrogante, no sin antes escupirle, a la cara, todo el resentimiento represado, pero no lo hacemos porque necesitamos ese ingreso. Las circunstancias nos tienen anclado allí. Es agobiante, pero las circunstancias nos obligan a hacer cosas que no queremos hacer o a no poder hacer lo que queremos hacer. El hacer o no hacer es decisión de las circunstancias y no nuestra decisión.

Si pudiéramos decidir el hacer o no hacer, a cada momento, la vida sería un paseo, pues siempre haríamos aquello que nos diera placer, felicidad, alegría y no sufrimiento; pero, por experiencia, sabemos que la vida no funciona así y que las circunstancias no llevan a hacer cosas que no queremos hacer. Nadie quiere tener deudas, pero las circunstancias nos obligan a endeudarnos, y peor aún, las circunstancias nos hacen agachar la cabeza ante personas engreídas, soberbias, que tienen dinero o un puesto de poder y que dependemos de ellos para solucionar situaciones de vida.

Las circunstancias nos llevan a dejar un lugar de trabajo para ir a otra ciudad o país, y nos hacen tomar decisiones erróneas o acertadas, por las cuales nos sentimos culpables o exitosos. Las circunstancias nos llevan a generar enemistades, separaciones, guerras, odios, amores, viajes, traslados, porque todos nos movemos por nuestros intereses y nuestros intereses están determinados por las circunstancias. Todos queremos ser felices, prósperos, sanos, fuertes, exitosos. Nadie quiere ser pobre, infeliz, fracasado, perseguido, endeudado ni degradado, pero esto es decisión de las circunstancias. Ellas deciden el rumbo de nuestras vidas.

Entonces, si la vida funciona así, en todo lugar y momento, ¿Por qué sentirnos culpables si las circunstancias nos obligan al hacer o al no hacer? ¿Y cuál es la mano invisible que junta las circunstancias, con precisión matemática, para que los eventos de destino se den o no se den? ¡Esa mano invisible que hace congruir las circunstancias para que un evento de destino suceda o no suceda se llama…! Destino ¡… ¡ Y el destino no otra cosa que la Voluntad de Dios¡

¿Para qué esta reflexión? Para no sentirnos culpables por las decisiones que tomamos ya que nosotros no elegimos, son las circunstancias que nos tienen haciendo lo que hacemos, porque no podríamos hacer nada diferente a lo que las circunstancias o el destino determinen. Si comprendemos esto nos liberamos del mortificante y pesado sentimiento de culpa.

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Alfonso Lobo Amaya
Escritor - Matemático.
lobitoamaya@hotmail.com