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AUTOCONOCIMIENTO - 8 ALFONSO
LOBO AMAYA - Premio Nacional
de Literatura Infantil El
virus de altura.
He denominado Virus de altura
a la alteración psicológica que sufren muchas personas cuando tienen
un golpe de suerte, adquieren una puesto de poder o trepan a un lugar en la fama.
Se necesita tener un gran desarrollo interno, un crecimiento espiritual serio,
un carácter firme e íntegro para no dejarse infectar de El
virus de altura. A todos nos ha sucedido, alguna vez, que un amigo se hace a un puesto de poder en una entidad oficial o privada, un alto cargo político, director de alguna entidad o medio de comunicación y sucede que se vuelve pretencioso, importante, despreciativo y ya no conoce a los de abajo. | |||||
Este sujeto ha sido infectado por el virus de altura. El virus de altura tiene la propiedad de alterar el psiquismo humano. Quien sufre de esta enfermedad mental, generalmente, su comportamiento y sus conductas para con los demás son atípicas. Se llega a creer un Zeus bajado del Olimpo. Mira con desprecio y hasta cambia de caminao y de hablao, mira por encima del hombro, no reconoce a sus amigos del barrio ni del colegio.
Todo
en la vida es efímero, transitorio, pasajero. Nada es duradero. Todo lo
que nace muere, todo lo que crece decrece, todo lo que sube baja, todo lo que
se adquiere al final se pierde. Si la misma vida es efímera, todo lo que
va con ella es igual de efímero, en palabras del Rey Salomón: Vanidad
de vanidades y sólo vanidad es la vida. Esta simple reflexión
daría para que estas personas infectadas por el virus de alturamejoraran
su salud mental. Permítanme
una anécdota para ilustrar este tema. Una vez, caminaba con mi padre por
la carretera hacia el río algodonal, allá en mitierra
Ocaña, y de pronto, por un momento, se detuvo para preguntarme que escuchaba,
además del gorjeo de pájaros y el mullido de vacas. Agudicé
mis oídos y le respondí que escuchaba venir una volqueta de las
que traen arena del río Efectivamente es una volqueta, pero viene
vacía, me dijo. Entonces le pregunté cómo sabía
que la volqueta venía vacía y él me respondió: Mira
hijo: Las volquetas vacías hacen mucha bulla, y entre más vacías
más ruido producen. Pasó
el tiempo y me vine a vivir a Bogotá. Y cuando en las reuniones sociales,
familiares o con amigos o en el trabajo veo a una persona hablando siempre de
si misma, imponiendo la conversación sobre los demás para hacerse
notar, llamando intencionalmente la atención, siendo inoportuna, alardeando
de su éxitos y de sus adquisiciones materiales, presumiendo con lo que
tiene, sintiéndose prepotente y asumiendo gran importancia alegando ser
amigo de muchas personalidades, es cuando escucho la voz de mi padre allá
en el camino polvoriento allende al río, diciéndome: CUANTO
MAS VACÍA LA VOLQUETA MAS RUIDO HACE. Alfonso LOBITO Amaya
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