| Para
Ocaña ha sido un privilegio su alma mater, nuestro Colegio JOSÉ
EUSEBIO CARO, Institución que a través del tiempo ha consolidado
una posición de liderazgo como centro de la actividad educativa y cultural
de la región.
Se
le dispensó el nombre del eximio poeta, genio de la lírica, filósofo
y periodista José Eusebio Caro Ibáñez, nacido en la casa
materna presidida por su abuelo Miguel Ibáñez Vidal, cabeza de una
familia que contribuyó con denuedo y desprendimiento a la causa emancipadora.
Haciendo
retrospección histórica lo hallamos como uno de los colegios santanderinos,
fundado como casa de estudio el 17 de mayo de 1834, dentro de la segunda administración
o gobierno del General y Presidente Francisco de Paula Santander, quien desde
la iniciación de nuestra vida republicana hizo de la educación empresa
fundamental para cimentar en la naciente república una verdadera política
de Estado que permitiera verter en las juventudes granadinas los propósitos
libertarios de la emancipación. Surgieron entonces las casas de estudio
de Cartagena, Santa Marta, Cumana, Pasto, Vélez y entre ellas el Colegio
de Antioquia que fue la base de la que vino a ser la Universidad de Antioquia.
Bajo la impronta dela influencia santanderista en su fase fundacional, prevalecieron
en ellas las enseñanzas del ingles Jeremías Benthan.
La
educación secundaria cobra auge en la provincia, hacia mediados del siglo
XIX, bajo el impulso de gobernantes Provinciales como José María
Baraya y de disposiciones en ordenanzas de la Cámara Provincial de Ocaña
que establecieron colegio de secundaria regido inicialmente por el antioqueño
Norberto Osa. La antología histórica contenida en estudios como
los de Solano Benítez, Raúl y Juan Manuel Pacheco Ceballos, registra
entre 1855 y comienzos del siglo XX, la creación de colegios que, bajo
los nombres de DEMOCRACIA, LA INDEPENDENCIA, INSTITUTO OCAÑA, COLEGIO MODELO,
SAN LUIS GONZAGA, COLEGIO NACIONAL DE VARONES Y ESCUELA SUPERIOR DE VARONES, entre
los más importantes, brindaron a los jóvenes ocañeros las
luces de la educación con la contribución de docentes y directivos
como José del Carmen Lobo Jácome, Juan C. Pacheco, Manuel Lemus,
Ernesto Sicard, José H. Carvajalino, los sacerdotes José Romero
y Ramón Anaya, entre otros educadores.
La
institución educativa Escuela Superior de Varones al asumir carácter
oficial pasa a convertirse en el Colegio Provincial JOSÉ EUSEBIO CARO, | | mediante
Ordenanza Departamental No. 3 de 14 de marzo de 1911, de iniciativa de los Diputados
Francisco Duque Hoyos, Luciano Jaramillo, Januario Sarmiento y Adriano Lemus Roca
y desarrollada por Decreto de la Gobernación No. 66 del 22 de abril del
mismo año.
Es
regentado inicialmente por Benito Ovalle, Francisco Vergara Barros y otros educadores.
En 1919 se encomienda su dirección a la comunidad de los Jesuitas. En 1934,
bajo el gobierno de Alfonso López Pumarejo retorna al plantel la enseñanza
laica.
En ese lapso
lo dirigen rectores como los sacerdotes Jesuitas Rafael Toro, Rafael Zubimendi,
Luis Francoz y los profesores Pedro Antonio Prada, Belisario Mattos Hurtado, Luis
Eduardo Páez Courvel, Luis F. Anaya y el sacerdote Español Luis
Muñoz Pascual, escritores y educadores de valía.
En
1943 el Caro proclama su primera promoción de Bachilleres: José
Vicente Godoy, Hernán Arias, arquitecto, y los abogados Manuel Pino Chinchilla,
Urbano Pérez y Fernando Pacheco Osorio, este último el único
sobreviviente.
A
partir de 1955 llegan a su dirección modernos pedagogos como Arturo Vieira
Moreno y Marco Arenas Buenahora y, en 1966 se crea la jornada nocturna dada la
creciente demanda estudiantil. En
1975, se abre la jornada vespertina aumentando considerablemente la población
estudiantil Carista.
Entre
las décadas de 1940 y de 1970, los espíritus juveniles enarbolaron la
protesta estudiantil y el claustro presenció varias huelgas, especialmente
bajo las rectorías de Luis Eduardo Páez Courvel, Marco Arenas Buenahora
y José María Peláez Salcedo y fue también cuando estudiantes
de los últimos años asumieron posiciones contestatarias acordes
con las nuevas corrientes del pensamiento que fluían.
Es
la hora también de volver la memoria a nuestros maestros y, sin el ánimo
de omitir nombres de otros distinguidos docentes que han enriquecido la tarea
educativa, mencionar a Felipe A. Cabezas, republicano español llegado en
1941, Luis Francisco Anaya, Alberto Amaya Forero, Francisco López Erazo,
Gerardo Ortiz González, Alfredo Porras, Carlos Parra, Guillermo Ruales,
Fernando Vela Quintero y Leonidas Méndez, educadores eméritos que
sembraron en nuestras mentes la savia de su enseñanza, su ejemplo y la
inquietud que abrió nuestro horizonte intelectual.
Hoy,
frente a las exigencias y retos de la educación moderna, nuestro Colegio
debe sintonizarse con los avances de la ciencia y la tecnología, no confundir
el saber con la acumulación de conocimientos y forjar el proyecto educativo
que le permita entregar a sus egresados las herramientas para su desarrollo como
seres humanos, artífices de la sana convivencia y la bienandanza social.
Sus
Directivas, docentes y estudiantes deben desmarcarse del discurso de las buenas
intenciones y dirigir su esfuerzo a recuperar para el Caro su lugar entre los
centros educativos emblemáticos del país. | |