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En medio de esa coyuntura inquietante que ocupa las columnas de opinión, quiero entrar en un oasis donde se apague el ruido de tantos males; un oasis de música y alegría, de folclor y tradiciones sencillas, un oasis vallenato en el 41º Festival Cuna de Acordeones, en Villanueva, La Guajira, que realizamos entre el 19 y el 22 de septiembre.
Adolfo se atreve a llevarle ¡al Valle! una serenata ( ) con música de acordeón y con el folclor de la tierra de la hamaca, su natal San Jacinto, y de ñapa, le lleva una más grande que el cerro eMaco, el más alto de los Montes de María. ¿Y para qué?; pues para que el pueblo vallenato, meciéndose en ella cante; cante su vallenato sabanero, pero al fin vallenato, y del mejor. Ese folclor narrado, ese reclamo cantado, tan de la esencia vallenata, no podía faltar en el juglar sabanero; pero su sello, en mi sentir, es la sencillez provinciana de su inspiración, como recuerda su canción al Viejo Miguel, su padre: la ciudad tiene su mal para el provinciano y, por eso, yo vivo mejor llevando siempre vida sencilla. Recuerdo que mi padre insistía en ese rasgo de vallenatos y sabaneros: sin importar su estatus ni donde se encuentren, siguen seguimos siendo irremediablemente provincianos. Folclor y cultura, concursos en todas las categorías y, sobre todo, vallenato con los mejores: Jorge Celedón, Poncho Zuleta, Diego Daza, Pangle Maestre y Silvio Brito, entre otros, que podrán disfrutar quienes decidan, al decir de los opitas, pegarse la rodadita al Cuna de Acordeones en Villanueva. | |||||
(Textos:
tomados de los diarios regionales. Fotos: Internet) | |||||
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