| Siempre
hubo fe y esperanza. Sin embargo, desde la postulación, en junio de 2004,
hasta el momento de la declaratoria, en días pasados, permaneció
en el ambiente el fantasma de un trámite insalvable o la sensación
de que en cualquier momento irrumpiría la glosa puntillosa de un experto
sin corazón. Pero afortunadamente nada de eso ocurrió. Ganaron el
empeño y el tesón y, por supuesto, la fe y la esperanza. Ganó
un pueblo que adora sus patios, corredores y zaguanes. Ganó un pueblo que
vive con la misma armonía que encarnan los colores blanco, marrón
y terracota de su paisaje urbano. La Playa de Belén es ahora y siempre
Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional. Me emociona repetirlo:
Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional. Y
a todas estas, ¿qué es un bien de interés de cultural de
carácter nacional? Con la venia de ustedes, creo oportuno hacer un poco
de pedagogía, sin pretender posar de experto, que no lo soy, para aproximarnos
al significado de dicho grupo de palabras. Antes de 1997 existía en la
legislación colombiana la categoría de 'monumento nacional' para
denominar bienes que eran (o son) expresión de valores culturales importantes
para toda la nación. Distribuidos por toda la geografía nacional
se encuentran diversos bienes que cumplen tal condición que podríamos
clasificar en categorías que se relacionan con la función que cumplen
o cumplieron. Arquitectura religiosa, arquitectura urbana, arquitectura industrial,
espacios públicos, obras de ingeniería, edificios públicos,
arquitectura domestica, entre otras, hacen parte de tales categorías.
El convento
Santo Ecce Homo en Villa de Leiva es un buen ejemplo de arquitectura religiosa
que lleva la distinción de monumento nacional. Por sus corredores han circulado
varios religiosos importantes de La Playa de Belén pertenecientes a la
Órden de Predicadores. La Plaza de Bolivar es quizá el ejemplo más
emblemático de espacio público. Playero que no la haya caminado,
al menos la ha visto por televisión con ese montón de palomas que
tanto agobian a monseñor Rubiano por el guano que dejan en la Catedral
Primada, que también es monumento nacional. Como ejemplo de obra de ingeniería
se puede señalar al Puente del Común, a la entrada de la población
cundinamarquesa de Chía. De la época virreinal, llamado así
por estar exento su uso de "pontazgo", tarifa que se cobraba por el
derecho de cruzar puentes. Fíjense ustedes que el tema de los peajes es
asunto viejo. Más
cerca a La Playa de Belén, en el departamento de Santander, tenemos los
siguientes ejemplos de arquitectura urbana que son monumentos nacionales. Los
cascos urbanos de San Juan de Girón y Barichara, los sectores centrales
de San Gil y El Socorro. Día a día ganan más relevancia y
se promocionan tanto a nivel nacional como internacional como destinos muy interesantes
para el turismo. Mucho mas cerca, en Norte de Santander, nuestro departamento,
existen monumentos muy interesantes como la Casa del General Santander en Villa
Rosario, La Torre del Reloj (Casa de la Cultura) en Cúcuta, el centro histórico
de Pamplona, El conjunto arquitectónico del Templo de San Francisco en
Ocaña en donde, dicen, alumbraron las primeras luces del liberalismo y
el conservatismo tras la fallida Convención. No
quiero abandonar la breve reseña de monumentos nacionales sin mencionar
los más encopetados. Como Cartagena la heroica, el corralito de piedra,
declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad. Popayán, la ciudad
blanca, ataviada de templos y conventos. Villa de Leiva, con una plaza mayor que
perece haber traspasado el umbral del tiempo. Mompox, también patrimonio
de la humanidad, con una riqueza arquitectónica única. En
1997 se promulgó la Ley general de Cultura en la cual se le dio vida al
Ministerio de Cultura. En ella se establece que los bienes declarados monumentos
nacionales con anterioridad a la promulgación de la Ley, como los aquí
reseñados, serán considerados como bienes de interés cultural
de carácter nacional. De manera pues que La Playa de Belén acaba
de ingresar al honroso club. Ni más ni menos. ¿Y
como se llegó hasta allí? Hay que destacar en primera instancia
un hecho innegable: La Playa de Belén, con el esfuerzo de muchos y alentados
por el amor inquebrantable que despierta sus encantos, fue beneficiaria de una
serie de intervenciones que la fueron convirtiendo, día a día y
hasta el sol de hoy, en un conjunto urbano armonioso con atributos especiales.
Por ello la institucionalidad municipal tuvo a bien declararla Patrimonio Arquitectónico
Municipal en el marco del Esquema de Ordenamiento Territorial promulgado en 1999,
un reconocimiento local que sirvió para demostrar de manera legal el deseo
de que fuera reconocida mas allá de sus propias fronteras. Como quien dice,
quedó lista para ser presentada en sociedad y eso fue precisamente lo que
se hizo en la bella Casa del General Santander el año pasado. Allí
se postuló ante el Ministerio de Cultura, evento que marcó el inicio
del proceso que desembocó en la declaratoria que ya conocemos. Desde
la postulación hasta la declaratoria, varios esfuerzos de órden
técnico se adelantaron para no perder el impulso inicial. Menciono algunos:
El documento de justificación para su declaratoria, la descripción
física detallada de centro urbano, el análisis del estado actual
de conservación, la realización de cartografía (planos),
el inventario de inmuebles importantes y elementos urbanos con valores patrimoniales,
entre otros. El trabajo fue expuesto y sustentado ante el Consejo de Monumentos
Nacionales, instancia donde se sientan expertos en el tema como el Decano de la
Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, el Presidente de la
Academia Colombiana de Historia o el Presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos,
para mencionar solo algunos. La Playa de Belén tuvo el mérito de
pasar el exigente filtro del Consejo, condición si ne qua non para soportar
la legalidad de la declaratoria por parte del Ministerio de Cultura. Muchísimo
hay que agradecer a personas y entidades que participaron en los diferentes momentos
del proceso. Llegará el momento y el espacio propicio para otorgarles el
más justo de los reconocimientos. Por ahora agradecer al Máximo
Creador por regalarnos una tierra tan bella y por permitir la convergencia de
energías hacia un horizonte común. | |