| Fue
entonces que en Barcelona España, en 1218, la Santísima Virgen se
le apareció a San Pedro Nolasco, un religioso muy devoto y piadoso que
defendía a los cristianos que estaban bajo el poder de los moros.
La Virgen le recomendó a Pedro que fundara una comunidad religiosa. San
Pedro Nolasco, inspirado por la Virgen, funda la orden dedicada a la Merced (Que
significa obras de misericordia). De allí nacen entonces los Mercedarios
de María. Su Misión sería auxiliar a los cristianos cautivos
que eran llevados a sitios lejanos por los musulmanes y obligados a desertar de
su fe bajo el terror de los tormentos. Los moros aceptaban mercancías,
o prendas de valor a cambio de estos cristianos, pero cuando no era posible reunir
sus peticiones, los hombres de la orden, llamados también, Hombres
de La Virgen, mitad hombres, mitad soldados, canjeaban sus vidas por la
redención de otros cristianos. Es por esto que también, por ser
patrona y guía de soldados, se le conoce como La Virgen Generala. Etimológicamente
el nombre de La Merced significa, Gracia, Favor,
ayuda, y a través del tiempo y por todo el mundo se le han
atribuido grandes triunfos y favores a ella. También se le reconoce como
protectora e intercesora de los desamparados, enfermos y desvalidos. El Papa Pablo
V instituyó la fiesta de la advocación de la Virgen en España,
pero fue Inocencio XII, en 1696, quien extendió el culto de la festividad
a la Iglesia universal, apareciendo en el calendario romano el 24 de Septiembre. Sólo
tenemos que referirnos a las oraciones y consagraciones escritas a ella para darnos
cuenta y apreciar lo importante de su intercesión y su presencia entre
nosotros. María,
Madre de Dios tú eres llamada porque estás llena de misericordia
que concedes a esos que la buscan a tus manos. Misericordia viene de ti como abundante
recurso que nunca falla. Misericordia es tu misión especial en este drama
de la vida humana. Tú eres Madre de Dios porque Dios te ha dado poder para
acabar con toda clase de miseria a la que el género humano esta sujeto.
Dios se reserva para él la dispensa de su justicia a todas la criaturas.
Fue su deseo que tu socorrieras con tu misericordia, ayudando a los pecadores,
sanando a los enfermos, aliviando a los agobiados y confortando a los tristes
en todas partes. Tú eres más que un instrumento de la misericordia
de Dios hacia nosotros. Tú sola estás llena de gracia, y del Espíritu
Santo, tu esposo Divino, de quien has recibido en abundante medida su infinito
amor al género humano. | |