| | ESTORAQUES,
HOY
El
tiempo se ha dormido entre las finas piedras, pero tú sigues, tú
vuelas, extiendes las abatidas alas mas allá de las noches que arden
en la historia. ¡Oh Playa, aún más reluciente que las
nobles estrellas. Reconstruyo tus calles, el oro de tus ruinas alzadas
en un soplo de gloria! Lloro sobre tu suelo donde el olvido muerde la
entraña de los muertos estoraques. ¡Oh Playa enbravecida,
devorando a los hombres tocados por el diablo. ¿No escuchas, no sientes
la fiebre podadora, la llama y el cuchillo que destrozan tu sangre? Mira
allí desgarrado, arrastrando sus huesos al hombre siglo XX bajo los
bellos arcos; mira cómo se alza y cae, cómo gime y se adhiere
a los muros solares, humillando la frente sobre el polvo más cruel.
Sus ojos abrazados a terribles visiones, a sombras que agonizan en los rudos
aleros: cuando el canto del gallo estremece los patios, sucumben cien
hidalgos. Cien mendigos alargan la lengua hacia a los astros; nadie sino
la muerte cabalga estas llanuras, dejando caer cruces en los desnudos árboles.
¡He aquí los estoraques roídos por la peste de los atrios
desolados, donde antaño florecían las guitarras en un temblor
de senos ofuscantes! ¡Apagad las antorchas! Sóla esta la morada
y sólo cintas negras agita el viento aciago. Adiós a los espejos,
a los lucidos trajes y a los ricos salones que en el tiempo brillaron.
... Aquí sólo hay derrumbes, polillas desatadas y sólo
se oye el errante gemido de la noche... Nada pueden tus dioses, no escuchan
tus plegarias, huyen en el ladrido de los perros sonámbulos, en
el estruendo de los templos que caen. ¡Oh bruñidos estoraques
cuyo lujo se extiende por los patios! Ya no es el amor sino la muerte,
quien imprime su rastro por la vía o el sendero. Nadie recoge flores,
nadie canta en las grutas del pasado esplendor. Uno a uno cayeron y sólo
reptiles duermen en las altas alcobas; sólo ratas anidan en los violados
cofres y no habitan sino arañas al pie de las consolas... Sinembargo,
nada muere. Todo fué y todo es y no habrá olvido... ...El
sol dora los montes...¡Oh soledad del pueblo! ¡Oh soledad del
campo! ¡Oh soledad de mis anchos y broncos estoraques!!! Bucaramanga,
Marzo 4 de 2002 | |