La Playa de Belén, 5 de agosto de 2007. Hoy abre sus puertas el primer hotel de La Playa de Belén, bajo el nombre Orquídeas Plaza, "símbolo de comodidad y tranquilidad", ubicado en la Avenida Fundadores. Sus propietarios, don Abraham Gago y doña Angélica Claro Claro, invitan a "compartir la satisfacción de ver culminado un sueño que tiene como principal objetivo apoyar el turismo en la región y contribuir al desarrollo de nuestro Bello Municipio: La Playa de Belén, Patrimonio Cultural de la Nación". Felicitaciones y muchos éxitos en esta empresa, que representa un paso avanzado el progreso de nuestra tierra.

Donde las arenas se vuelven ciudad
Por Gustavo Gómez Ardila
(Diario La Opinión, de Cúcuta, 9 de agosto de 2007)

Conocí La Playa de Belén, a través de dos escritores nortesantandereanos: Eduardo Cote Lamus y Guido Pérez Arévalo. El primero, por su poema Los Estoraques; el segundo, por la cálida amistad que me ha ofrecido y los libros que me ha regalado y me han servido para adentrarme en algunas de las cosas bonitas que tiene La Playa.

Me imagino que varias horas y varias botellas de aguardiente debió consumir el poeta Cote Lamus para componer el poema, que le dio fama universal y que mostró ante el mundo entero un pueblo pequeño y apacible, pero atractivo: “...un pueblo que da vueltas a la plaza para ir al cementerio o hasta el río sin agua...”.

Un pueblo de casas blancas, con materos colgados al lado de las puertas y las ventanas. Un pueblo, cuyas mujeres hermosas han dado varias reinas del departamento, que nos han representado en Cartagena. Un pueblo donde se cultiva la mejor cebolla y las mejores cebollitas del país.

Los playeros no sólo se sienten orgullosos de su pueblo, sino que hacen todo lo posible por darlo a conocer. Guido Pérez, por ejemplo, historiador, escritor y cultivador de orquídeas, tiene una página web, donde resalta hechos, escribe historia y se faja en literatura sobre La Playa. Y hace muchos, muchísimos años, tantos que el recuerdo se pierde en la memoria, el mismo Guido dirigía en Bogotá un periódico: “Noticias playeras”. Es sólo un ejemplo. Porque donde quiera que hay un playero, vive La Playa. Con Estoraques, Cerro de los Cristales, muchachas atractivas, clima suave y gente trabajadora.

Por estos días andan en La Playa, de mucha inauguración de Hotel de Turismo. Lo supe, no porque me hubieran invitado, sino porque los playeros que viven fuera de su pueblo estaban haciendo bulla sobre el asunto.

De manera que ahora ya uno puede ir a disfrutar de esa maravillosa visión de castillos y rascacielos y torres y puentes y ríos secos, hechos de arena, congelados en el tiempo, y quedarse toda una tarde con la boca abierta, sin preocupación por el regreso, porque el hotel La Orquídea permite seguir de tiro largo con la luna y vallenatos. Seguir la fiesta con las playeras de piel blanca y cabellos de oro. O con hermosas morenas, que algunas ha de haber en la región.

Los Estoraques son una alucinación. Una de las maravillas del mundo nortesantandereano. Moles de tierra petrificada que invitan a soñar y a imaginar otros tiempos. Cote Lamus lo dice: “Una ciudad allí cumplió la vida/ si en grandeza se quiere más arriba/ de los propicios cielos fulgurantes/ donde el dominio de los dioses todos/ hizo imperios...”

Yo he ido a Los Estoraques y he quedado lelo ante tanta grandeza. Y sé que a casi todos los visitantes les pasa lo mismo. Es uno de los sitios turísticos del departamento que se deben conocer. Si alguno no lo ha hecho, es el momento, ahora que hay hotel. Aun cuando, a decir verdad, en La Playa no es necesario dormir. Porque allá se va a fiestar, a pasarla sabroso, a gozar con los atractivos naturales y el don de gentes de sus gentes.