CAMINOS, PAISAJES Y MONUMENTOS
Alvaro Claro Claro

 
 

AL QUE MADRUGA…

Víctima de los amigos de lo ajeno, perdí todos mis documentos en la Navidad del 2009 por lo que me encuentro indocumentado y viviendo cual NN hasta que logre finalizar los trámites para adquirir nuevamente mi estatus de ciudadano.

Con todo el riesgo que implica andar por las carreteras, únicamente con la copia de la denuncia por el robo, resolví acompañar a mi hija Andrea hasta Bucaramanga la semana anterior pues se cumplía la fecha para iniciar estudios en la Santo Tomás. Lógicamente, voy muy tranquilo pues en todo el recorrido Andrea ahora es el piloto principal y yo asumo el rol de copiloto disfrutando del paisaje y del delicioso clima frió, desde Pamplona hasta el Picacho.

Tanta felicidad empezó por volverse una preocupación al notar que en esta oportunidad el número de retenes de la policía era mayor que en anteriores ocasiones. Solamente entre el peaje del Picacho y Bucaramanga había tres, y, para colmo de males, noté que los carros que salían de la capital de Santander hacia Cúcuta eran objeto de mayor revisión; y yo debía regresar solo al día siguiente.

Pues con el fin de evitar ser objeto de un posible comparendo en una región como la de Santander me vi obligado a hacer una de las cosas que menos me gusta, y menos un domingo: madrugar.

El sueño no fue fácil de conciliar en la noche. Sin esperar que la alarma avisara la hora programada para levantarme salí de la cama y apronté las cosas para iniciar el viaje rápidamente. Un vigilante medio adormilado me abrió la puerta del parqueadero, las calles todavía estaban deshabitadas y unos pocos carros circulaban perezosos por la avenida. Sin dilaciones busqué la vía a Cúcuta y comencé el ascenso con el deseo de superar en poco tiempo el escarpado terreno.

 

No obstante el afán y la preocupación, no podía dejar de observar la panorámica de ciudad bonita que en cada curva del camino se me presentaba invitándome a fotografiarla. !Qué carajo! Una fotografia es cuestion de segundos.

Paré el carro y me bajé en un mirador. La vista era impresionante, majestuosa. Entonces programé la camara para ajustarla a condiciones de baja iluminación. Tomé varias fotos buscando los mejores ángulos y encuadres diferentes; de nuevo en el carro continúo el ascenso, la oscuridad empieza a ceder con las luces del alba, curvas más adelante encuentro un lugar de donde se aprecia mejor la ciudad. Bueno, solo serán unos pocos minutos.

Con camara en mano trato de lograr unas buenas fotografíaas, reviso configuración y me dedico a la agradable tarea. Estaba absorto revisando posibilidades cuando una luz intermitente, roja y azul subía velozmente por la carretera.

Qué vaina, la patrulla del retén ya viene cerca. A correr se dijo.

Cada vez encontraba mejores sitios posibles para una buena fotografía, pero ni modo, había que superar pronto los puntos escogidos por los oficiales para los retenes. En el Km 25 logré ver por el espejo retrovisor cuando la patrulla se estacionaba para organizar los conos del ultimo retén, ya iban a ser las seis de la mañana y finalmente había logrado el objetivo.

En adelante, con plena luz natural, los mas extraordinarios paisajes se conjugaron con un maravilloso día, completamente limpio y libre de neblina para dejar que mi lente jugara captando bellas imágenes, algunas de las cuales deseo compartir con ustedes.

ANCLA/10

 

Bucaramanga
Barbatuscas
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Retablo de la catedral de Pamplona
En Silos... se hace camino al andar...
Los imponentes paisajes del páramo de Berlín
Vía a Mutiscua
El Picacho
El Picacho
La vieja ceiba