| El
grito de La Independencia El
20 de julio de 1810 fue el inicio de unos sucesos determinantes que cambiaron
la historia de lo que hoy conocemos como Colombia. Nadie
sabía exactamente qué iba a pasar el 20 de julio de 1810, pero se
podía percibir una atmósfera de que algo ocurriría. Fue un
viernes, día de mercado y todo el pueblo caminaba por las calles de Santa
Fe. Después
de la abdicación del monarca español Fernando VII tras la invasión
francesa a España en 1808, llevada a cabo por parte de Napoleón
Bonaparte, en España se organizaron juntas de gobierno a nivel local para
resistir al invasor y, a la vez, gobernar en ausencia del rey depuesto. Estas
juntas pronto uniéndose organizaron un gobierno "alterno" al
gobierno de ocupación impuesto por Napoleón. Este
gobierno alterno tenía representantes de todas las provincias de toda España
y también de sus colonias. Sin embargo, la representación de las
colonias era inferior a la de los reinos españoles. En el caso de las colonias
americanas había sólo 9 representantes en contraste con los 36 de
la península. Esto hizo que en América se buscara o una mayor representación
o una mayor autonomía, e incluso Independencia de la metrópoli. Ya
en 1809 se habían producido los primeros gritos de libertad en la América
española, en lo que hoy es Ecuador y Bolivia. En la Nueva Granada se habían
gestado de manera similar, y ciudades como Cartagena y Mompos habían conformado
juntas independentistas que buscaban mayor autonomía e incluso una independencia
absoluta de España En
la provincia de Santa fe se había creado una junta de notables integrada
por autoridades civiles e intelectuales criollos. Los principales personeros de
la oligarquía criolla que conformaban la junta eran: José Miguel
Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo
Lozano, Antonio Morales, entre otros. Estos
comenzaron a realizar reuniones sucesivas en las casas de los integrantes y luego
en el observatorio astronómico, cuyo director era Francisco José
de Caldas. En estas reuniones empezaron a pensar en la táctica política
que consistía en provocar una limitada y transitoria perturbación
del orden público y así aprovechar para tomar el poder. La
junta de notables propuso entonces crear un incidente con los españoles,
a fin de crear una situación conflictiva que diera salida al descontento
potencial que existía en Santafé contra la audiencia española.
Lo importante era conseguir que el Virrey, presionado por la perturbación
del orden, constituyera ese mismo día la Junta Suprema de Gobierno integrada
por los regidores del Cabildo de Santafé. Don
Antonio Morales manifestó que el incidente podía provocarse con
el comerciante peninsular don José González Llorente y se ofreció
"gustoso" a intervenir en el altercado. Los notables criollos aceptaron
la propuesta y decidieron ejecutar el proyecto el viernes, 20 de julio, fecha
en que la Plaza Mayor estaría colmada de gente de todas las clases sociales,
por ser el día habitual de mercado. Se
convino que un grupo de criollos (encabezados por Pantaleón Santamaría
y los hermanos Morales) fueran el día indicado a la tienda de Llorente
a pedirle prestado un florero o cualquier clase de adorno que les sirviera para
decorar la mesa de un anunciado banquete en honor a otro criollo destacado, Antonio
Villavicencio. En el caso de una negativa, los hermanos Morales procederían
a agredir al español. A
fin de garantizar el éxito del plan, si Llorente entregaba el florero o
se negaba de manera cortés, se acordó que don Francisco José
de Caldas pasara a la misma hora por frente del almacén de Llorente y le
saludara, lo cuál daría oportunidad a Morales para reprenderlo por
dirigir la palabra a un "chapetón" enemigo de los americanos
y dar así comienzo al incidente. | | Y
llegó el 20 de julio "Según
cuentan algunos testigos, los criollos fueron al almacén de Llorente a
pedirle prestada una pieza. Algunos dicen que fue un ramillete, otros un farol
y otros un florero, con el fin de adornar la mesa de Antonio Villavicencio. Llorente
se resiste porque dice que la pieza está maltratada y en mal estado. Se
arma el tumulto y se convoca a un cabildo abierto poniéndose en sintonía
con lo que ocurre en las otras provincias de la Nueva Granada y lo que ocurre
en las otras colonias españolas", cuenta Daniel Castro, director
del Museo de la Independencia, lugar donde ocurrieron los hechos del 20 de julio
y donde aún reposa una parte de la pieza que los criollos fueron a pedir
prestada. Poco
antes de las doce del día, como estaba previsto, se presentaron los criollos
ante Llorente y después de hablarle del anunciado banquete a Villavicencio,
se le pidió prestado la pieza para adornar la mesa. Llorente se negó,
pero su negativa no fue dada en términos despectivos o groseros. Se limitó
a explicar diciendo que la había prestado varias veces y ésta se
estaba maltratando y por lo tanto, perdiendo su valor. Entonces
intervino Caldas, quien pasó por frente del almacén y saludó
a Llorente, lo que permitió a don Antonio Morales, como estaba acordado,
tomar la iniciativa y formular duras críticas hacia Llorente. Morales y
sus compañeros comenzaron entonces a gritar que el comerciante español
había respondido con palabras contra Villavicencio y los americanos, afirmación
que Llorente negó categóricamente. Mientras
tanto los principales conjurados se dispersaron por la plaza gritando: ¡Están
insultando a los americanos! ¡Queremos Junta! ¡Viva el Cabildo! ¡Abajo
el mal gobierno! ¡Mueran los bonapartistas! La ira se tomó el sentir
del pueblo. Indios,
blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres empezaron a romper a pedradas las
vidrieras y a forzar las puertas. El Virrey, las autoridades militares y los españoles,
contemplaron atónitos ese súbito y violento despertar de un pueblo
al que se habían acostumbrado a menospreciar. La
revolución no tuvo entonces las proyecciones que eran de esperarse porque
gran parte de los que intervenían eran indios y habitantes de las poblaciones
de la Sabana, que debían regresar a sus pueblos. Cosa que indujo a Acevedo
Gómez, uno de los jefes de la oligarquía criolla, a reunir a algunos
del Cabildo y declararse investido del carácter de "tribuno del pueblo".
Construyó la famosa Junta de Gobierno con la cual sustituiría el
virreinato, firmando el Acta de Independencia. La
llamada "Acta de Independencia" de Santa fe no era realmente una declaración
propiamente de independencia, pues como lo afirma el mismo documento, esta no
pretendía (en nombre de la Nueva Granada) "abdicar los derechos imprescriptibles
de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado
Monarca don Fernando VII". En contraposición, otras "actas de
independencia", como la que se promulgó en la ciudad de Mompos (del
6 de agosto de 1810) sí buscaron una real independencia de España. Según
el historiador colombiano Germán Mejía, "El 20 de julio es
un movimiento bogotano, local, y genera un problema inmediato que además
tiene pretensiones sobre las otras juntas que se estaban dando en el país.
La pretensión consistía en definir lo que iba a ser el territorio
de la Nueva Granada. Es el triunfo del centralismo sobre la realidad de las provincias
de principios del siglo XIX. Los criollos tuvieron el papel de construir la primera
República. El 20 de julio que nosotros entendemos hoy en día es
el fabricado a finales del siglo XIX y no lo que sucedió a comienzos de
este siglo". El
episodio ocurrido el 20 de julio sintetizó las contradicciones del imperio
español: corona- reinos, criollos-peninsulares y finalmente metrópoli-colonias.
La independencia de Nueva Granada y sus proyectos estado nación serían
supuestamente el resultado y la solución de estas tensiones. | |