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HISTÓRICA 146|AGOSTO 2015|ACADEMIA DE HISTORIA NORTE DE SANTANDER| LLA
FUNDACIÓN DE SAN JOSÉ DE CÚCUTA
Por
Jorge Meléndez Sánchez
El
Valle de Cúcuta fue disputado por tres jurisdicciones. En primer lugar
la cercanía a San Faustino de los Ríos, que le daba una explicable
dependencia; la terca búsqueda de una salida por el río Zulia, que
llevó a las autoridades de la Villa de San Cristóbal a ejercer jurisdicción
desde 1578 (1), y fina1mente la marcha permanente de los vecinos de Pamplona hacia
el norte, que bordeando la parte alta del Zulia, lo fue absorbiendo. Resultaron
conflictivas las tres jurisdicciones para el castigo de delitos cuyos autores
se refugiaban en el Valle (2) y ello dió origen al nombramiento de un Teniente
de Corregidor de Tunja, con Jurisdicción de San Cristóbal(3). Como
una línea tangencial estaba el camino de San Faustino de los Ríos
a Salazar de Jas Palmas. La frontera mantenida por los indios Motilones en las
dos bandas del río, llegaba hasta las cercanías del camino. Era
un corredor en medio de las dos comunidades.Tocando el sitio de Pescadero y buscando
el occidentebuscando los pequeños declives de las montañas llegaban
al río Zulia los usuarios de la vía terrestre a un lado, el Valle
de Cúcuta recibía los transeúntes de San Cristóbal
que buscaban empalmar con el camino de Salazar, en la ruta de Ocaña y Cartagena,
o pretendían seguir al .norte por San Faustino y por Maracaibo. Fue entonces
por mucho tiempo la ciudad de Salazar de las Palmas la alternativa adecuada ante
los inconvenientes de otras vías. El movimiento de estos sitios atraía
al colono blanco. El cultivo del cacao y la cría de ganados se desarrollaba
al lado del comercio. La presión sobre la tierra tenía unavíctima
fácil en los indios Cúcutas. Estos, tendidos entre dos fronteras,
se resignaron a la dominación del Cura Doctrinero y terminaron en una desesperada
encerrona de poblamientos blancos. El resguardo sobrevivió con la ·
rentabílídad del cacao y sirvió de frontera pacífica
durante el Siglo XVII. En el siglo siguiente sufrió su última angustia
cuando los títulos reales abarcaron su tierra y consumaron su desintegración.
La
donación de tierras a La Compañía de Jesús, los títulos
del capitán don Joseph Figueroa, las propiedades, de don Bernardo y doña
Isabel de Leiva y otros problemas más desesperaban a los indios Cúcutas.
No había mucho espacio al noroccidente y mucho menos al oriente. Un pedazo
del río Pamplona seguía en sus manos, pero el resto se iba a las
de los blancos. El
21 de Febrero de 1733 Don Juan de Avendaño Narváez, Alcalde de la
Santa Hermandad de la ciudad de Pam plona, hacía entrega del ultimo jirón
del Valle, en el sitío de Pescadero, al Capitán Jacinto Colmenares
.Sobre las tierras donde las autoridades de San Cristóbal habían
buscado la salida alrío Zulía se acomodaban, tranquilamente, las
de Pamplona. Y allí fue el punto de partida para un conflictoargumento
de los blancos aspirants a la fundación de un Nuevo establecimiento urbano,
pues "los dichos indios, sin más derecho que su vago antojo, pretendían
fuesen resguardados suyos..." (las tierras de Colmenares J. M.)
los
más indios del pueblo de Cúcuta con poco temor de Dios y en menosprecio
de los mandatos del region tribunal y gobierno superior, como vasallos de mala
ley y que viven sin sujeción, ni tienen juez que los contenga, ni dé
a entender cómo han de observer y obedecer los mandates reales, pasaron
a ejecutar el atrevimiento de derribar a golpe de hacha una casa que el dicho
Juan Jacinto Colmenares tenía en este dicho pueblo en que venía
a pasar la Semana Santa con su familia y a las festividades y a oir misa, y así
mismo le fueron a echar el río de Pamplona por un brazo que está
arrimado a las haciendas del dicho Juan Jacinto Colmenares"
(4)
Con la anterior "irreverencia" se inició el proceso de
fundación de la parroquia de San José de Guasimales llamada más
tarde San José de Cúcuta. El argumento central era el de que podrían
presentarse casos delicados, por resoluciones fuertes de españoles, ante
ultrajes de indios, "gente de tan ínfima jerarquía"(5),
en las visitas de "carácter religioso" a la Iglesia del
Pueblo. Las dos repúblicas ya no podían convivir ,en el Valle. Los
perdedores de tierras no podían ofrecer, desde ese momento, la "unidad
del amor" en su propia iglesia. El blanco quería una sede para
su culto sin la presencia de los irreverentes indios.
Otro
argumento para esta petición, de mayor justicia, era la dificultad de pasos
por el río Pamplona, en épocas de invierno. En las peticiones podemos
encontrar explicaciones como la siguiente:
"Se
halla de por medio entre el pueblo de Cúcuta, donde son feligreses mis
partes y mis haciendas, el caudaloso río que llaman de Pamplona, el que
les embaraza cumplir con el Santo Sacramento de la misa y el que se les administre
por el cura de Cúcuta los más sacramentos"
Y
como remate de lo anterior la condición geográfica se empeoraba
por que "tal que si acaece el llenarse el río estando en el pueblo
de Cúcuta, se hallan las familias aún sin el abrigo de una choza
por no permitirlo los naturales de dicho pueblo"
(6).
Las
primeras declaraciones sobre la conveniencia de erigir una nueva Parroquia provienen
de personas residenciadas en San Cristóbal, en Salazar de las Palmas y
hasta en Mérida. Los problemas de este valle eran compartidos por ciudades
diferentes a Pamplona. Confirmalo anterior la mención a la estratégica
situación del Valle de Cúcuta por el encuentro de caminos y por
una subyacente inquietu de que mira al río Zulia como la salida definitiva,
contrariando, en la práctica, los intereses de la ciudad de San Faustino
de los Ríos cuyo puerto utilizaba solo el río de Pamplona con notable
desventaja para los usuarios que debían atravesar un largo trecho, para
encontrar el cauce apropiado. | | Una
adecuada donación "en el sitio del Guasimal", el 17de
Junio de1733, vino a provocar una propuesta definitiva para la solución
a las aspiraciones de los habitantes blancos del Valle de Cúcuta. Con media
estancia de tierra, dedicada a la cría de ganados, avaluada en cincuenta
patacones, se justificó la petición de la nueva Parroquia. Las bondades
del sitio eran exaltadas por la facilidad para obtener agua en acequias, leña
y "demás cosas necesarias para la dicha fundación"(7).
El compromiso de construir un templo confortable, de mantener los objetos del
culto y de garantizar el sustento de un sacerdote, estaba definido de acuerdo
con las costumbres de la época.
La
donante, doña Juana Rangel de Cuéllar, era una persona de cierta
solvencia económica, o como dicen otros, de alguna comodidad. En el acta
de donación se destaca que el sitio de Guasimal o Guasimales referido en
ella "cabe bastantemente en la décima parte de sus bienes".(8)
El Alcalde ordinario de Pamplona, don Juan Antonio Villamizar y Pinedo, se trasladó
al sitio de Tonchalá, "tres kilómetros al S.O. de Cúcuta",(9)
donde se firmó la escritura pública. Doña Juana descendía
de una familia de conquistadores ampliamente conocidos en La Grita, San Cristóbal,
Pamplona, Salazar de las Palmas y San Faustíno de los Ríos.
Al
pie de las montañas, con una cercanía al río Zulia, el sitio
de Guasimal tenía el privilegio de acoger a los habitantes del Valle, y,
al mismo tiempo, de brindar un adecuado reposo a los viajeros. "Siete
vecinos aceptaron la donación, tres los testigos y diez y siete las personas
notificadas como colindantes de las tierras donadas, todo lo cual hace suponer
una población de 135 habitantes, entre hombres y mujeres"... (10).
Los
vecinos, al instruír al Doctor Don Nicolás Dávila Maldonado
para su representación, insistieron en la donación de media estancia,
en el compromiso de abastecer la iglesia, en el problema creado por el pueblo
de Cúcuta y en la dificultad de atravesar el río de Pamplona, en
la candidatura de Don Salvador de Cáceres, presbítero, para cura,
en el compromiso de tener las cofradías de rigor (Santísimo Sacramento,
Virgen Santísima Nuestra Señora y Almas del Purgatorio), en la prelación
de asiento y sepultura dentro de la iglesia para los fundadores, en la independencia
ecleciástica de los feligreses para no ser tocados por otros párrocos
y en la subestimación a posibles cargos en contra de la fundación
por parte del cura doctrinero del Pueblo de Cúcuta.(11)
El
Ilustrísimo señor Don Antonio Claudio Alvarez de Quiñones,
arzobispo primado de Santa Fé, ordenó "el emplazamiento
para que se le hiciese saber al cura del Pueblo de Cúcuta"(12)
la aspiración del vecindario blanco. Las tres declaraciones tomadas a los
interesados ,demostraron que una treintena de indios dependientes del Partido
de Servitá, podían mantener, con sus millares de cacao (13), la
congrua sustentación del cura de Cúcuta; el cura, en ese momento,
era el licenciado Don Pedro Gómez de Zapata, quien no parece haber interpuesto
aspiraciones neutralizantes de las aspiraciones de la feligresía blanca.
La neutralidad del cacao y las cofradías de la Iglesia permitiríanan
el mantenimiento del culto sagrado y sus actividades afines.
Vistas
las declaraciones y probada su justicia, el arzobispo de Santa Fé procedió
a conceder "licencia de fundar una parroquia en el sitio de Guasimal con
la advocación del Señor San Joseph"(14). Con la determinación
del prelado se inició el capítulo definitivo del Valle de Cúcuta.
La explicación más amplia de la fundación la presentan otros
documentos.
El
28 de Junio de 1733 los vecinos más importantes del Valle, al insistir
en sus aspiraciones, recordaban a las autoridades de Pamplona que si "se
consigue dicha fundación servirá de frontera a los indios motilones
que tienen invadidas y asoladas muchas haciendas y que será de mucho reparo
a sus continuos asaltos" (15). Estas habían sido también, las
razones de los miembros del Cabildo de Pamplona para adherirse a la petición
el 20 de Julio de 1733 (16). Los vecinos del Valle de Cúcuta, buscando
demostrar su buena voluntad para defender con mayor fuerza la tierra, salieron
el 2 de Julio de ese mismo año, a buscar a sus vecinos rebeldes (17).
La
nueva frontera con los motilones iniciaba operaciones desde el mismo momento en
que proponían la Parroquia.
(1)
Febres Cordero, Luis. Del Antiguo Cúcuta. Talleres gráficos del
Banco Popular, Bogotá, 1975, 512 pág., pág. 87. (2) Arellano
Moreno, Antonio (Compilador). Documentos para la Historia Económica en
la Épóca Colonial, Talleres Italgráfica, Caracas, 1970, 552
pág., pág.485. (3) A.N.C. Fondo ContrabandosCartas,Tomo
VI Folio 969, Ortega Ricaurte, Enrique. (4) Historia de Cúcuta. Documentos
sobre su fundación. Imprenta Nacional, Bogotá, 1956, 251 págs.
págs. 74 y 75. (5) Ibid, pág. 75. (6) Ibid, pág. 8 (7)
Ibid, pág. 22. (8) Ibid, pág. 22. (9) Febres
Ob. cit.
pág. 89. (10) Ibid. pág. 89 (11) Historial
Ob. cit.
págs. 33 a 40. (12) Ibid. pág. 96 (13) Ibid. págs.110
a 127. (14) lbid. Pág. 125. (15) Ibid. pág. 70. (16) Ibid.pag.
43. (17) Ibíd, pág. 72. |