REFLEXIONES
SOBRE EL GENTILICIO
¿Playero?
¿Playense? ¿Playobelemita? ¿Playanato?
Por
Guido Pérez Arévalo
Hace
algunos años, consultamos a la Real Academia sobre el origen de los gentilicios
y, de paso, solicitamos algunas recomendaciones. Así nos respondieron:
Se
llaman gentilicios los vocablos con que se denominan a los habitantes de un pueblo
o país y, en general, a todas las cosas que les son propias. Por lo común
su función gramatical es la de adjetivo, aunque frecuentemente se sustantivan
mediante la anteposición de un determinante, dando por sobreentendida la
pertenencia geográfica: "la costa malagueña" (adj), "los
malagueños" (sust.) La formación de los gentilicios obedece
por igual a la lengua y a la historia es decir a las particularidades extralingüísticas
que motivaron el nombre. De ese modo, es posible encontrar que sobre una misma
base léxica se han diferenciado los denotados por el sufijo, v. gr.:
"santiagueño",
de Santiago del Estero; "santiaguero", de Santiago de Cuba, y "santiaguino",
de Santiago de Chile. O bien, que un mismo gentilicio designe distintas entidades
geográficas que poseen, total o parcialmente, la misma base, v. gr.: "paceño",
concerniente a la ciudades de La Paz (Bolivia, Honduras y Colombia), a la de General
Paz (la Argentina), y a la de Paz del Río (Colombia).
También
la tradición conservó gentilicios formados, no sobre el nombre actual
sino sobre uno más antiguo. Por ejemplo "complutense" (de Complutum,
actual Alcalá de Henares) que convive con los modernos "alcalaíno"
o "alcalaeño".
Igualmente se han conservado denominaciones
que responden al mero azar histórico, como sucede con "maragato",
aplicado a los habitantes de Carmen de Patagones, por ser maragatos -de la región
española de la Maragatería- sus primeros pobladores.
Los
sufijos más comúnmente empleados en español para la formación
de gentilicios son:
-ANO. "Allerano" (de Aller, Asturias);
"colombiano" (de Colombia);"setabitano" (de Saetabis, nombre
latino de Játiva, en Valencia).
-ENSE. Muchos de los gentilicios
así formados derivan, no del nombre vulgar, sino del latino o latinizado
"matritense" (Matritum = Madrid); "bonaerense" (boni äres
= Buenos Aires). Pero también, "barcelonense" (de Barcelona),
"cisneriense" (de Cisneros, Palencia); "costarricense" (de
Costa Rica); "platense" (de La Plata, la Argentina). Con la variante
-IENSE, encontramos: "canadiense" (de Canadá); "junoniense"
(de Gomera,
Las Canarias); "siniense" (de Sines, Portugal).
-ERO. "Arequero" (de Carmen de Areco, la Argentina); "carmero"
(de El Carmen de Bolívar, Colombia); "marchenero" (de Marchena,
Sevilla).
-EÑO. "Balcarceño" (de Balcarce, la
Argentina); "corpeño" (de El Corpus, Honduras); "tinogasteño"
(de Tinogasta, la Argentina).
-ÉS. "Portugués"
(síncopa de portogalés); "cordobés" (de Córdoba);
"martiagués" (de Martiago, Salamanca).
-Í. Proceden
en su mayoría del árabe: "azalí" (de Arcilia, Marruecos);
"barceloní" (de Barcelona); "tetuaní" (de Tetuán,
Marruecos).
-INO. "Corralino" (de Corral, Chile); "correntino"
(de Corrientes, la Argentina); "mendocino" (de Mendoza, la Argentina).
-(T)ECO. Aparece mayormente en gentilicios americanos de base indígena.
"Copaneco" (de Copán, Honduras); "guatemalteco" (de
Guatemala); "zacateco" (de Zacatlán, México).
Como puede comprobar, son muchos los sufijos para formar gentilicios, y es muy
corriente que existan, para un mismo topónimo, varios gentilicios formados
con sufijos distintos. El Diccionario de la Real Academia no recoge de modo sistemático
los gentilicios de todas las poblaciones, cuya presencia ocuparía un espacio
excesivo.
Reciba
un cordial saludo. Departamento de Español al día RAE
Mayo
2003