| CHINÁCOTAS...
CHITAREROS... Por
Guido Pérez Arévalo Capítulo
tomado de su obra "Chinácota. Encuentros con la historia". Chinácotas.
Chitareros: organización social, rasgos físicos y modo de vestir,
Idioma, agricultura y alimentación, creencias y ritos, comercio, la guerra,
sepulturas, hallazgos prehispánicos. Caciques registrados en las actas
de visitas: Chirama y Caipaquema. Chinaquillo e Ilavita tienen pendiente la prueba
de existencia. Nombres indígenas de algunos lugares.
Chinácotas
Con
el nombre de chinácotas se conocen, desde tiempos inmemoriales, los pobladores
hallados en esta región por los conquistadores.
Chinácota
fue el nombre del cacique de la parcialidad indígena. Luis Enrique Rodríguez
Baquero cita al notable historiador Carl Henrik Langebaek (Mercados, poblamiento
e integración étnica, p. 118) para decir que Chinácota sobresalía
entre los caciques asentados en la cordillera oriental, al norte del río
Chicamocha, con Guaca, Bija, Umpalá, Bochalema, Suratá, Pirita,
Servitá, Litasgá, Cachagua, Cácotas, Tona, Chopo y los hallados
en el valle de Pamplona. Sin embargo, en la obra citada por Rodríguez no
aparece la mencionada referencia. El doctor Langebaek respondió así
a nuestra consulta: "En efecto, esta referencia no es de mi obra. El tema
de los chitareros es interesantísimo, pero nunca lo he trabajado".
El señor Rodríguez no respondió. Es la única referencia
disponible sobre los chinácotas.
Chinácota,
en lengua muisca, significa "Reluciente apoyo detrás de la labranza".
Etimología: China: reluciente; co: apoyo; ta: labranza . Dice Luis Eduardo
Wiesner Gracia, en su obra "Etnografía Muisca: El Resguardo de
Cota": Por "Cota" (Población de Cundinamarca)
conocieron los españoles a un "cacique y señor" con sus
indios en 1555. La palabra "cota" es participio del verbo chibcha
"cotansuca". Al descomponer la palabra, Wiesner obtiene el siguiente
resultado: Co: apoyo; ta: labranza; suca tras, detrás. El significado contextual
de "cotansuca" sería: apoyo, detrás de la labranza.
Los
chitareros
Los
naturales de la región recibieron de los fundadores de Pamplona el nombre
colectivo de chitareros, por sus calabazas con brebajes de maíz, que ellos
llamaban chitareros. Era su provisión de chicha, palabra formada por las
sílabas chi, nuestro y cha, varón, que significan
en su lengua: "para nuestros varones", "cosa hecha para los machos".
La palabra chitarero, de acuerdo con la obra de Acosta Ortegón, puede interpretarse
de la siguiente manera: Chi, nuestro; ta, producto, labranza, cosecha
(Chita tenía la connotación de propiedad importante, la más
importante). Las letras r y rr son de origen aymara y no existían en la
lengua muisca; en consecuencia, se reemplazan por otras homófonas . En
este caso, la sílaba re se sustituye por che (chie) cuyo
significado es totuma pequeña; y ro por cho, que significa
bueno, útil. Nuestra buena cosecha en totuma pequeña.
Los
chitareros conformaban una nación de la familia lingüística
Chibcha. "La palabra chibcha que parece ser la denominación de algunas
de las lenguas que hablaban, tiene sin duda un parentesco íntimo con muchas
de las palabras que les eran frecuentes: Chibchacún, dios protector
de los bacataes; chicha, palabra que aún hoy se conserva en toda su plenitud,
designa la bebida principal de las tribus precolombinas, fabricada mediante un
proceso de fermentación del maíz" . La nota hace parte de un
estudio sobre la denominación general y puede relacionarse con el tema
que nos ocupa.
Los
chibchas "adoraban a Bochica como dios bienhechor, y a Chibchacum como dios
encargado, particularmente de la nación chibcha y con especialidad de ayudar
a los labradores, mercaderes y plateros, porque el Bochica era también
dios particular de los usaques y capitanes y de sus familias" (Memoria sobre
las antigüedades neogranadinas. Recurso electrónico Biblioteca Luis
Ángel Arango/ Ezequiel Uricochea). Chibchacún o con,
dice Acosta Ortegón, significa mirad al varón dios de la fuerza.
Chibcha, morador, varón; muisca: habitante, morador, gente.
El
30 de diciembre de 1549, dice Fray Pedro Simón, Ursúa señaló
por términos de la ciudad de Pamplona "los pueblos que servían
la ciudad de Málaga en las provincias de Tequia, desde los vados y pasos
de Chicamocha, corriendo el río de Sogamoso abajo hasta la ciénaga
que llamaron del Bachiller, atravesando las Sierras de Naacumito a los brazos
de Orma, hasta la laguna de Maracaibo y por sierras Nevadas cuarenta leguas adelante
hasta el pueblo de Maracaibo y hasta dar en el nacimiento del Apure".
Algunos
investigadores han considerado como "riesgosa" esta extensión
porque varios de los accidentes geográficos mencionados por Simón
no se conservan en la toponimia actual, o no fueron utilizados ampliamente en
la época o se escribieron de diversas maneras .
Organización
social
Los
naturales de este valle -según Pedro de Aguado- no tenían cacique
"ni en toda la provincia de los indios que los españoles llaman Chitareros
lo tienen. La orden de gobierno que entre sí tienen es que en cada pueblo
obedecen al más rico y valiente, y a éste tienen por capitán
en sus guerras" .
Coinciden
los historiadores contemporáneos en afirmar que Aguado, seguramente, se
refería a la nación Chitarera, pero no a los pueblos individualmente
considerados, pues en los censos de los Visitadores se registran los nombres de
los caciques, como veremos más adelante.
No
está muy clara la línea de sucesión en la región.
Algunos autores la consideran como agnaticia, es decir, por línea directa
de padre a hijo, de varón a varón. Otros sugieren la descendencia
cognaticia como primera opción sucesoria, esto es, por línea femenina
entre los descendientes de un tronco común. En este caso el sobrino mayor,
hijo de hermana, heredaba el gobierno de la tribu. Esa era la tradición
Chibcha. Por
regla general, las tribus chibchas eran gobernadas por jefes militares que regían
sus destinos en tiempos de guerra y de paz. Se elegían "siguiendo
el método de sucesión por el costado femenino" y llamaban a
sus jefes con el nombre de la tierra; los cronistas los denominaban uzaques o
usaques y caciques. El primero era un vocablo chibcha, explicado por Acosta Ortegón
como un título utilizado por el Zipa para distinguir de modo especial a
sus caciques de mayor importancia. Cacique, dice Hernández Rodríguez,
no es una voz chibcha porque procedía de la Isla Española, "donde
los naturales denominaban con ella a los jefes de las tribus". En chibcha
es Sijipcua (El idioma Chibcha aborigen de Cundinamarca, Acosta Ortegón)
o psihipcua (De los Chibchas a la Colonia y a la República, Hernández
Rodríguez, Guillermo). En
1623, el poblamiento llevado a cabo por el oidor Villabona Zubiaurre demostró
que existía algún grado de unidad, pues fue posible reunir a todos
los indios en diez doctrinas por sus vínculos de parentesco y porque hablaban
la misma lengua o dialectos afines. Rasgos
físicos y modo de vestir
Dice
Aguado: "es toda la gente de mediano cuerpo, bien asentados, y de color como
los demás indios. Vístense de mantas, como los del Reino, aunque
viven los más por valles que declinan más a calientes que a fríos".
Don
Ezequiel Uricochea (Memoria sobre las antigüedades neogranadinas, recurso
electrónico BLAA), al referirse a los aborígenes de Cundinamarca,
dice que guardaban pudor natural y usaban una especie de sayo a manera de túnica,
hasta más abajo de la rodilla, generalmente de color blanco. Los pintaban
con tintas negras y coloradas, para la gente ilustre, fundando en esto su galardón
y riqueza.
Usaban
casquetes en la cabeza, hechos de pieles de animales feroces (osos, tigres, leones),
matizados con plumas de todos los colores. "Como aderezos traían en
la frente medias lunas de oro y plata, teniendo éstas los cuernos para
arriba. En los brazos se ponían brazaletes hechos de sartales de cuentas
de piedra o hueso y además adornos de oro en las narices y orejas. Las
mujeres usaban una manta cuadrada, llamada chircate, y envolviéndose en
ella la sostenían atándola a la cintura con una faja ancha, que
en su idioma se llama |chumbe o |maure; sobre los hombros usaban otra manta pequeña
que se llama liquira, y la prendían sobre el pecho con un alfiler grande
de oro o plata llamado topo, y cuya cabeza es como un cascabel, quedándoles
de esta manera descubiertos los pechos".
También
se dice que la barba era escasa entre los hombres y cuando les nacía la
arrancaban. En ambos sexos se acostumbraba el cabello largo.
Idioma
Su
medio de expresión idiomática obedecía a la familia lingüística
Chibcha. Visitadores y Encomenderos se comunicaban con ellos a través de
indios ladinos o "lenguas", quienes eran intérpretes, en algunos
casos, de varios dialectos. Se menciona en la obra América dolor inédito,
el caso de un niño llamado Melchorico, de ocho años, de la nación
Zulia, que por sus capacidades de intérprete era llevado de valle en valle
por los expedicionarios.
Agricultura
y alimentación
Los
Chitareros eran agricultores. Cultivaban -según Aguado-, maíz, panizo,
yuca, batatas, raíces de apio y frisoles; consumían curas, guayabas,
piñas, caimitos, uvas silvestres, guamas y miel de abejas, criada en los
árboles. Cazaban curíes, venados y conejos. Entre las aves, el historiador
menciona los paujíes, pavas negras, papagayos y guacamayas. Cultivaban
el algodón para hacer sus mantas y la bija o achote para pintar sus cuerpos
y las mantas . Seguramente utilizaban las plumas de las aves para adornarse en
tiempos de guerra o en sus actos rituales. Creencias
y ritos
Sobre
las naciones de los Laches y los Chitareros, el padre Alonso de Zamora dice: "Su
ignorancia era tan grande en todas las costumbres morales, que no se les halló
que adoraran cosa alguna. Su Dios era el vientre; todos vivían como las
bestias, sin acordarse de qué habían de morir y muriendo sin demostraciones
de otra vida. Tenían el error de que es mortal el alma" .
Un
interrogatorio efectuado en el año de 1601, por el Visitador Beltrán
de Guevara, registró las siguientes respuestas relacionadas con sus creencias:
"No tenemos adoratorios ocultos, ni altares, ni tunjos, ni plumerías".
Sin embargo en opinión de los Encomenderos si los tenían pero "el
demonio les manda por su interés no confesarlos" .
Tenían
fama de gastar todo en bebida y comida, sin guardar nada. Y, como en las costumbres
de los muiscas, cantaban y se emborrachaban.
Comercio
El
algodón y la bija o achote eran productos comerciales habituales. El maíz
era el principal producto de abastecimiento y de comercio, le seguían el
algodón, y el achote, que usaban para pintar sus mantas y sus cuerpos en
las ceremonias especiales. La agricultura era su principal actividad y la base
de su comercio.
La
guerra
Los
chitareros enfrentaban a sus enemigos con flechas, hondas, dardos y macanas. Se
protegían con cortezas de árboles o con escudos de cuero. Las macanas
se hacían de palma, como espadas de madera de diferentes tamaños.
En algunas ocasiones adornaban las macanas con plumas de guacamayas.
Dice
Pedro de Aguado (Capítulo tercero, Libro sexto, Recopilación historial)
que entre las muchas salidas de Ursúa a conquistar y apaciguar la tierra,
llegó al pueblo de Centimali donde los indios los recibieron con grande
fieros y ademanes con cuerpos y piernas, haciéndoles la perneta, en señal
de que tomarían venganza por invadir sus tierras. Llevaban sogas ceñidas
al cuerpo y amenazaban a los españoles con llevarlos atados para holgar
con ellos en sus borracheras y bailes. Otro día los acometieron, formados
en tres escuadrones, "con mucha música, la cual ellos hacen con unos
calabazos largos como trompetas".
Agrega
Aguado que cuando Ursúa llegó al valle de Chinácota, encontró
un pueblo de más de 700 casas de naturales, cuyos moradores estaban ausentes
porque eran los mismos que habían dado la guasábara junto con los
Matachira en Centimali.
Sepulturas
De
las investigaciones del padre H. Rochereaux, creador del Museo Diocesano de Pamplona,
encontramos dos notas en La Unidad Católica, de las cuales reproducimos
lo esencial. La primera (página 129, número 1037, del 31 de enero
de 1920. Tomo de colección Parroquia de Chinácota), se refiere a
los cementerios de la Loma de la Cruz, Las Piedras, El Buque y Cariongo. "Las
sepulturas van distribuidas en líneas paralelas Norte-Sur. Están
cavadas del modo siguiente: 1. Un hoyo vertical de un metro cuadrado de abertura;
una cueva horizontal en la que puede haber un cuerpo sentado, y cerrada por una
laja de arenisca colocada horizontalmente (en la actualidad 1 m. del suelo, primitivamente
a 2 m.) Esta laja tiene las siguientes dimensiones: 0,80 x 0,50 (con aproximación)
ancho 0,10 a 00,5; galbo irregular. El hoyo vertical ha sido llenado con mezcla
de tierra, vegetal y pegmatita descompuesta, (tierra de adobe). El cuerpo estuvo
sentado y se halla ahora acostado con las rodillas a la altura de la quijada,
y el pie a la altura de la región coccigiana; los huesos presentan un principio
de fosilificación arcillosa que los hace en extremo frágiles y sensibles
a la humedad. Dos cuerpos han sido hallados frente al Oeste; de estos cuerpos
recogimos 6 en pésimo estado. Al lado se encuentra una olla en forma de
semiesfera con o sin asa, con fondo redondeado y cuello estrecho, adornada con
puntos, muy espesa de tierra negra o roja, nueva o ahumada. No contiene nada.
2. Restos de collares formados de lentejuelas que no son tarsos de pájaros
sino pedazos de conchas marinas. Las hay de cuatro tamaños 0 01, 0 005,
3 ó cuatro milímetros. El collar tiene intercaladas algunas conchas
(Helix sp.?). Quizás servían de moneda. 3. Una cal fina análoga
a la cal con que los tunebos salpican sus hojas de coca. Los cráneos rotos
llevan varias veces traza de deformación frontal que hizo desaparecer el
surco interorbicular. La dentición es buena; las muelas planas y gastadas
de modo que llegan a formar una superficie casi plana; los huesos son pequeños
y achicados, el prognatismo es pronunciado, la dolicocefalia regular".
La
segunda nota (La Unidad Católica, página 3, número 1173,
del 4 de noviembre de 1922. Colección Parroquia de Chinácota) se
refiere al descubrimiento de una cueva en las proximidades de Silos, en la dirección
de Guaca, donde fueron halladas cuatro momias sentadas en círculo, y varios
objetos: "Una de ellas (que posee el museo) es de un indio de pelo largo,
piernas cortas, espaldas anchas. Había recibido un golpe en la cabeza y
el cráneo estaba completamente destrozado. La herida estaba cubierta con
una piel de venado en forma de zorra, y una manta muy fina en forma de ruana lo
cubría del todo; el cuerpo estaba en la actitud clásica de las momias
indígenas, con la cabeza a la altura de las rodillas; una cuerda que partía
del cuello mantenía las piernas y los brazos. Las otras momias, muy dañadas
estaban sentadas en círculo como la primera; un pie que nos trajeron es
de mujer, es posible, según observación que hicimos varias veces,
que mujeres previamente emborrachadas hayan sido sepultadas con el esposo; no
es raro en efecto encontrar restos de hombre con varios restos de mujeres en sepulturas
abiertas una sola vez. Una de las momias llevaba una gorra de cuero fino con adornos
de hilos entretejidos muy curiosos. Con esas momias se encontraron palos, y una
cabeza de lora (probablemente sacrificada, pues las loras representaban los hombres,
y como tales se ofrecían a las divinidades). Esas momias parecen también
contemporáneas de la primera conquista; al lado del indio fue encontrada
una herradura antiquísima de caballo extranjero, probablemente un trofeo
de guerra. H. Rochereaux". Hallazgos prehispánicos
Con
la autorización correspondiente, desde hace varios años, aparece
en nuestra página web http://chinacota.com "El Desarrollo de Sociedades
Complejas en el Valle de Iscalá", del arqueólogo Víctor
González Fernández, Ph.D., investigación científica,
referida a las visitas efectuadas en 1991 a la vereda Iscalá Sur, situada
entre 1800 y 3000 metros sobre el nivel del mar. El investigador colectó
fragmentos cerámicos prehispánicos en diversos campos arados y observó
aplanamientos artificiales del terreno. Y agrega: "Asimismo obtuvimos noticias
de tumbas de pozo con cámara lateral y de entierros en pequeñas
cuevas que han encontrado los campesinos acompañadas de vasijas y de hachas
líticas en algunas zonas de la cuenca hidrográfica de la quebrada
Iscalá. Las evidencias incluían grandes metates y manos de moler
granos, huellas de caminos probablemente prehispánicos y lomas terraceadas".
Caciques
registrados en actas de visitas
CHIRAMA.
Es el primer cacique registrado en las actas de visita de la colonia.
Etimología:
Chi, corresponde al pronombre personal "nuestro, nuestra". En la lengua
muisca, como ya se ha dicho, no existía la letra r, la cual se reemplazaba
con otra homófona; en el diccionario cundinamarqués-español,
de Acosta Ortegón, en el nombre Ramiriquí se sustituye la sílaba
Ra por Ca y ri por qui: Ca-mi-quiqui: Vuestra fortaleza o Dominio del pasto. En
Ráquira, la sustitución es similar, Ra por Ca: Ca-quica: Ciudad
de las ollas. Seguimos, entonces, al autor citado, para la interpretación
de Chirama: Chi, nuestro; ca, fortaleza, vallado, lugar, propiedad; ma, tú,
vuestro, de. De nuestra propiedad. Padre o Señor de nuestra propiedad.
El
presbítero Pedro M. Revollo, citado por don Justiniano Páez en la
revista Hacarita número 16 del 26 de junio de 1936, de la Academia de Historia
de Ocaña, dice: "La dicción AMA significa en idioma chibcha
tierra, región y se halla componente en varias palabras de lugar en el
interior, como Abirama, Tundama, Duitama, Teorama, Tequendama y Chairama
".
Tenemos, entonces, la siguiente interpretación del vocablo: Nuestra
tierra o nuestra región.
CAIPAQUEMA.
En 1584, comisionado por don Juan Prieto de Orellana, Melchor Vásquez Campuzano,
aparentemente de origen peruano, hizo una visita a la encomienda de Chinácota.
Poco tiempo después, Melchor fue acusado por soborno a los encomenderos
y otras irregularidades, que dieron origen a una investigación en 1586.
Las actas relacionan al cacique Diego Caipaquema con Ana, su mujer, y a una hija
llamada Leonor.
Etimología:
Ca: propiedad, vallado, lugar, sitio. I: sombra, atrás. Pa: apócope
de paba, que significa padre, papá, señor. Que: vigoroso, fuerte.
Ma: de, del, vuestro. Propiedad del fuerte padre.
Nombres
indígenas de algunos lugares
Sitigüí:
Si: acá, aquí (Acosta Ortegón, página 39); tigüi:
esposa que canta (Acosta Ortegón, págs. 159 y 160). L. V. Ghisletti,
en El Idioma Mwiska y sus relaciones con el complejo lingüístico macro-chibcha,
1952, página 92, dice que si es idea de demostración.
Sitigüí,
nombre de vereda en Iscalá Centro, Chinácota: Lugar de la esposa
que canta.
Chitacomar:
Chi: nuestra. Ta: labranza. Co: apoyo. Ma: del, de, vuestro. Apoyo de nuestra
labranza.
Utalá:
(Quebrada). Uta: Capitanía menor; la: lugar. (Acosta Ortegón 1938,
págs. 37, 41): Lugar de la capitanía menor.
Iscalá:
Isca (Acosta Ortegón, página 86), participio del verbo zemiscua
(buscar), que significa buscado; la, lugar, sitio. El lugar buscado.
Islavita
(quebrada): Is: el, ella. La: lugar, sitio. Vita: cumbre, último. El
último lugar. La cumbre. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Chinacota,
octubre 9 de 2002 El
Doctor Guido Pérez Arévalo, Miembro de Número de nuestro
Centro y de la Academia de Historia de Norte de Santander, nos ha hecho partícipes
de su enjundioso y didáctico trabajo "GÉNESIS DE CH1NÁCOTA".
Las averiguaciones, cuidado e interés puestos en el desarrollo de este
concienzudo estudio, corresponden a la categoría intelectual del autor,
persona inclinada a la Historia, abogado y catedrático universitario, quien
no podría mostramos sino un escrito de excepcional importancia para el
conocimiento de nuestra querida Chinácota Yo
he tenido la oportunidad de leer varias Monografías (todas ellas citadas
por el autor Pérez Arévalo) y otras más. También he
leído artículos, y escuchado Conferencias sobre el tema, pero estoy
seguro que el estudio más completo y más cercano a la verdad histórica
es el que ahora comento La
Historia no se enriquece con sólo hallazgo de confirmados documentos, necesita
su interpretación justa, humana, y coetáneamente acorde. El intento
o deseo de ser dogmático en historia es peligroso acercamiento a profanación
de la misma, asi sea él inocente o intencionado. El historiador es un narrador,
a veces actor o testigo, y los testimonios documentados no siempre son la verdad.
Son narraciones que la tradición, cuando no desde el comienzo, va deformando
por aumento o disminución de sus relatores influidos consciente o inconscientemente
por sus atávicas herenciales, y fatales pasiones de amor, odio, rechazo,
condenación, simpatía, fanatismo y otras más de carácter
político, religioso, social profesional, lastre genético del cual
puede decirse que difícilmente se libera en su vida personal y social no
importa el medio cultural en el cual se desempeñe. Además, la interpretación
psicológica para comprender y calificar la conducta de un hombre-actor,
es tan aventurada como atrevida, por lo cual los actos o conductas aparentemente
nobles o generosos o de formas dictatoriales, pueden ser producto de una imperiosa
necesidad del momento He
creído que este trabajo respeta cuidadosamente estas ideas y por eso, ya
lo dije, puede ser el más cercano a la verdad; razón por la cual,
este libreto o fascículo debe ser conocido y enseñado en nuestras
escuelas y colegios. Por
los motivos comentados, pondré a consideración de mis respetados
colegas del Centro de Historia de Chinácota, Filial de la Academia, las
siguientes Proposiciones: 1.
Hácese llegar al Académico, Don Guido Pérez Arévalo,
Moción de aplauso por su trabajo histórico y reconózcase
tal trabajo OFICIAL PRONUNCIAMIENTO del Centro de Historia. 2.
Estimúlese al Gobierno Departamental, y especialmente al Municipal, para
que ordene y haga una edición oficial destinada al reparto gratuito en
Escuelas y Colegios de este Municipio. | |