Bernabé
ingresó al Convento de Santo Domingo de Tunja a la edad de 15 años.
Quienes lo conocieron alabaron su desempeño en las cátedras magistrales
de Teología, Latín y Filosofía. La
ley del 4 de marzo de 1826, expedida durante el gobierno de Santander, determinó
que todos los novicios debían tener por lo menos 25 años de edad
para hacer los votos religiosos, circunstancia que prolongó en el tiempo
los anhelos del virtuoso fraile. El mandamiento legal establecía penas
de destitución e inhabilitación a los prelados que otorgaran órdenes
o permitieran la profesión religiosa en conventos y monasterios sin la
edad prescrita. Analistas de aquellas disposiciones han considerado como una usurpación
de las funciones eclesiásticas, las decisiones tomadas
por el Gobierno y el Congreso. La medida puso en dificultades la existencia de
los conventos, pues algunos religiosos prefirieron abandonar los conventos por
la dilación a que estaban sometidos para cumplir las reglas religiosas.
Fray
Bernabé consagró su tiempo a fortalecer el conocimiento de las verdades
eternas. Los superiores de la Orden Dominicana, que admiraban sus virtudes y sus
disciplinas académicas, le asignaron la misión de enseñar
Filosofía y Latín a los jóvenes postulantes de su comunidad.
Sus tareas
de Maestro, cuando aún era discípulo, le traerían más
tarde el reconocimiento de sus méritos y la exaltación a posiciones
de más alta responsabilidad. El Libertador derogó la ley
expedida por Santander y premió, finalmente, la paciencia de quienes esperaron
con humildad la superación de las limitaciones impuestas, entre ellos el
futuro obispo de Santa Marta. Sacerdote,
Maestro, Prior y Provincial de la Orden Dominicana El
padre Rojas recibió la unción sacerdotal del Obispo José
María Estévez Ruiz, el 19 de marzo de 1833. Cuando apenas terminaba
su carrera de Lector, lo eligieron Prior del Convento de Tunja. Tenía 36
años de edad y 16 de haber profesado. El
Capitulo Provincial de San Antonino, reunido en 1846, lo exaltó al cargo
de Provincial de su Comunidad. Las estrategias electorales, que hacen lo suyo
en los procesos democráticos, sin discriminación de lugar o condición
de quienes apuestan por el poder, jugaron su papel en la elección del padre
Bernabé. Un novicio dice, en sus memorias, que los jóvenes fueron
intimidados con traslados a regiones apartadas y los viejos con asignaciones a
diferentes conventos, si apoyaban a Rojas, porque sus opositores estaban interesados
en "que los dejasen obrar libremente". El plan fue frustrado
por la decidida participación del Padre Superior saliente,
quien no obstante sus graves quebrantos de salud, apareció en la sala del
Capítulo Provincial apoyado en los brazos del Arzobispo Mosquera y del
padre Bernabé, ante el asombro de los capitulares. El Arzobispo sentía
especial afecto por el nuevo superior de los Dominicos, cuyo período concluyó
el 1° de junio de 1850. 1/ En
el mes de junio de 1855 volvió el padre Rojas a la posición de Provincial,
por encargo, debido a que el Capítulo de su Comunidad no se reunió
para elegir, como consecuencia de los graves sucesos de orden público que
padecía la Nación. La historia de Colombia registra en los primeros
meses de 1854 el golpe de cuartel del general José María Melo, quien
derrocó al presidente Obando del poder y creó una difícil
situación de inestabilidad en el territorio nacional. Obispo
de Santa Marta. Funciones episcopales en Tunja, Santo Ecce Homo, Villa de
Leiva, Chiquinquirá y Bogotá El
padre Bernabé ocupaba la posición de Prior del Convento de Bogotá,
cuando el Papa Pío IX lo exaltó a la dignidad de Obispo de la Diócesis
de Santa Marta, el 13 de enero de 1854. Su nombramiento fue comunicado por Monseñor
Barili un año después, el 4 de enero de 1855, en una misiva al Vicario
Apostólico, de la cual citamos la parte fundamental: "En
breve de fecha 13 de enero de el año p. p. o., el Sumo Pontífice,
Pío IX usando de la plenitud de su Autoridad, en beneficio de esta Iglesia,
se ha dignado nombrar Obispo de ella al M. R. Maestro Fr. Bernabé Rojas
Doctor en Sagrada Teología, Vicario Provincial de la Orden de Predicadores.
Él, que ha aceptado su grave encargo, sólo porque no sabe rehusar
fatiga alguna que se le imponga para honra y gloria de Dios y bien de sus prójimos,
recibirá bien pronto la consagración y seguirá a ejercer
su alto y benéfico ministerio, para que no se retarde más el obedecimiento
a la disposición pontificia, que por insuperables obstáculos no
pudo saberse aquí con prontitud para darle, antes de ahora el debido cumplimiento".
2/ El
14 de enero de 1855 fue consagrado. El padre Mesanza, notable historiador de la
Orden de Predicadores, a quien conocimos cuando cumplíamos como postulantes
en los claustros del Seminario Jordán de Sajonia de Bogotá, nos
trae la nota publicada en la edición número 140 de El Catolicismo,
en la cual se recuerda la solemnidad de la consagración episcopal, dirigida
por el "Obispo de Calidonia Fray José Antonio Chávez, en
presencia de la imagen de María Santísima en su advocación
del Rosario y de las de San Francisco y Santo Domingo, en cuyos Institutos se
formaron y a que pertenecían el consagrante y consagrado". Entre
los asistentes a la ceremonia se encontraban, el Delegado Apostólico y
su secretario, el Vicepresidente de la República, José de Obadía,
quien ocupaba la Presidencia por el golpe militar sufrido por Obando y la derrota
posterior de la dictadura de Melo; algunos Secretarios de Estado y del Cuerpo
Diplomático, los miembros de la Corte Suprema, el Procurador General de
la Nación, el General Comandante de Armas y un gran número de ciudadanos
notables, a quienes el nuevo Obispo ofreció en su convento un elegante
almuerzo. Agrega la nota de El Catolicismo, que a las seis y media de la tarde
del mismo día, el Delegado Apostólico, Monseñor Barili, "dio
un magnífico convite", a notables personajes del gobierno y al
cuerpo diplomático, al Arzobispo Antonio Herrán y, por supuesto,
a Monseñor Rojas. 3/ El
26 de abril de 1855, dirigió desde Bogotá su primera Pastoral, de
cuyo texto tomamos el siguiente párrafo: "Nos ruboriza i nos confunde
el considerar que el mínimo i más inútil de los Sacerdotes
sea destinado para el gobierno de una Diócesis, respetable por su antigüedad,
i por los grandes ejemplos con que tantos varones santos y sabios la han ilustrado...
Un Prelado es un médico espiritual, que, adornado con la prudencia i el
discernimiento,
debe podar la viña, pero no arrancarla; debe troncar la rama seca, pero
no derribar el árbol: debe aplicar con caridad los remedios oportunos a
los enfermos, si no quiere aniquilarlos...".
El documento es una convocatoria a párrocos y fieles a concentrarse en
la virtud de la caridad cristiana y a buscar los brazos paternales del divino
Maestro. Ya
en funciones episcopales, Fray Bernabé Rojas confirió diferentes
órdenes sagradas a miembros de su Comunidad, en las ciudades de Bogotá,
Tunja y Villa de Leiva, antes de emprender su largo viaje a Santa Marta. Hizo
visita canónica al Convento de Tunja, donde consagró el templo y
aprobó el culto a la Virgen del Refugio. En 1855 visitó el Santuario
de la Virgen de Chiquinquirá; el 13 de julio consagró el templo
de la Virgen de Chiquinquirá en Villa de Leiva. El 25 de julio presidió
la ceremonia de restauración del Convento de Santo Ecce Homo, y el 23 de
diciembre, del mismo año, regresó a Bogotá de donde salió,
rumbo a su Diócesis, el 19 de enero de 1856. Fue acompañado por
Fray Eduardo Vásquez, Obispo de Panamá, de quien se despidió
en Funza para seguir su camino a Santa Marta. 4/ En
julio de 1856 aparece hospedado en la casa del Cura Párroco de Bucaramanga.
En esta ciudad, "celebró de pontifical una vez y administró
el sacramento de la Confirmación, figurando entre los que se acercaron
a recibirlo el padre del Excelentísimo Sr. García Benítez
y del que estas líneas escribe." La nota es del presbítero
Luis García Benítez, quien se desempeñó como párroco
encargado en La Playa de Belén y era hermano del obispo Joaquín
y del ministro de Correos y Telégrafos, Jesús García Benítez.
5/ Apostolado en
la Provincia de Ocaña Por
una carta del párroco de La Cruz -hoy Ábrego-, se sabe que el nuevo
Obispo ingresó al territorio de su diócesis el 16 de octubre de
1856 y dejó algunas recomendaciones. Llama la atención que el desplazamiento
de Monseñor Rojas se pierda en las brumas del tiempo
y no aparezcan mayores referencias de su actividad apostólica, durante
el tiempo comprendido entre el 19 de enero, fecha de su salida de Bogotá,
y el 16 de octubre, fecha del auto de visita mencionado por el cura de La Cruz.
6/ Una
cita del presbítero García Benítez, recuerda que "En
enero de 1857 visitó la ciudad el Illmo. Señor Obispo Fray Bernabé
Rojas, quien vino acompañado de su Secretario Fray Raimundo José
y del Padre Bustos; el primero habilísimo organista y ambos, afamados
cantores; la intervención de estos dos sacerdotes en el coro, ponía
lujo a la funciones". 7/ El
24 de enero de 1857 erigió una parroquia con el nombre de la Concepción
de Arboleda y señaló por límites del curato los mismos que
la autoridad civil había señalado a la Aldea de San Calixto (Ver).
El primer cura de aquella parroquia fue José Francisco Carrascal. 8/ El
5 de febrero se encontraba en La Loma de González; desde allí envió
una comunicación a Ocaña, para informar sobre la creación
de una nueva parroquia en el vecindario de Teorama. El 7 de abril, el 13 de septiembre
y el 4 de octubre de 1857, confirió órdenes de tonsura y menores
a varios religiosos en la ciudad de Ocaña. En
el mes de junio, con motivo de la oposición a la anexión de la provincia
de Ocaña a Mompox, el Obispo se desplazó hasta el municipio de El
Carmen, con el propósito de conciliar los ánimos de quienes se habían
llevado la imprenta de la ciudad, y se disponían a recibir con fuego al
Gobernador y a sus cien hombres armados porque pretendían pacificarlos
por la fuerza. No pudo el Obispo cumplir su cometido porque los inconformes rechazaron
al alto funcionario del Gobierno, y trabaron combates en el caserío y en
las inmediaciones de Ocaña. Hubo 25 muertos y un mayor número de
heridos de ambos bandos. 9/ El
1 de octubre de 1857 expidió un decreto por medio del cual dividió
en tres las vicarías de Ocaña: Santa Ana de Ocaña, San José
y San Roque. Quedó una constancia sobre la división de la parroquia
de Ocaña, folios 408 y 409, del Libro de Bautismos de 1857: "Mes
de Noviembre de 1857. Por consecuencia de la división de este antiguo curato
de Ocaña en dos parroquias denominadas la primera Santa Ana de Ocaña
i la segunda la Concepción de San Francisco; cuya división ha sido
hecha por el Ilustrísimo Señor Obispo Diocesano, Doctor Frai Bernabé
Rojas, ha sido nombrado el infrascrito Cura interino de la primera por el mismo
Señor Obispo, habiendo tomado posesión el domingo primero de Noviembre
de mil ochocientos cincuenta i siete. Manuel Ribón, Vicario Principal de
Santa Ana de Ocaña". 10/ La
Parroquia Concepción de San Francisco correspondió al presbítero
Agustín Niz. Presencia
en la Sede Episcopal, fallecimiento, exequias y conflicto por la posesión
de sus bienes. El
obispo Bernabé había salido el 19 de enero de 1856, de la ciudad
de Bogotá, rumbo a su diócesis, pero su arribo a Santa Marta se
aplazó hasta el 30 de noviembre de 1857. Fue
breve el tiempo de su permanencia en la sede episcopal, pues apenas habían
transcurrido 5 meses de su llegada a Santa Marta cuando dejó de existir,
víctima de la fiebre amarilla, mortal enfermedad tropical, que diezmaba
la población de Santa Marta. Fray Tomás Gómez pronunció
la oración fúnebre en Bogotá, aparentemente, el 22 de mayo.
Esto dice en la reseña de las exequias: "El día 12 del corriente
a las tres menos cuarto de la tarde, recibimos la infausta noticia de la muerte
de nuestro digno Prelado, comunicada por un oficio que personalmente nos entregó
el Sr. Fernando Conde. Al día siguiente, 13, se dio principio al novenario".
En aquellos tiempos, la correspondencia se confiaba a correos humanos (postas),
que cubrían largas distancias a pie o en cabalgadura. En 1858 apenas se
adelantaba el proyecto del servicio telegráfico, y la navegación
a vapor por el Magdalena no había empezado. Parece, entonces, que la noticia
tardó 30 días en llegar a Bogota.
En los archivos de
la Diócesis de Santa Marta, tomo 82, folio 153, aparece una certificación
del subdiácono Calixto de J. Gómez, Secretario de la Diócesis,
fechada el 29 de enero de 1859, según la cual, "la defunción
del Ilustrísimo Señor Obispo Pedro Bernabé Rojas acaeció
a las cuatro menos diez minutos de la madrugada del trece de abril de l.858
". La
partida de su deceso se encuentra en el libro de defunciones de 1857, folio 13,
parroquia El Sagrario, Diócesis de Santa Marta: De
la reseña publicada por el padre Tomás, se infiere que el Obispo
no gozaba del afecto de todos sus feligreses. Cuando se refiere a la noticia de
la muerte, dice: "Un trastorno jeneral en nuestras potencias, fue la consecuencia
inmediata de aquel golpe, i los impresos que vinieran acompañando al parte,
acabaron de trastornar nuestra razón. ¡Ah! ¿Cómo pudiera
ser de otra manera cuando en ellos veíamos al Sr. Rojas, a un hombre tan
católico, tan católico por principios, católico por convencimiento,
católico desde su niñez; culpado de impiedad: acusado de rojismo,
tomado este epíteto en su sentido genuino?". Sin
embargo, las noticias oficiales indican que su desaparición fue muy sentida
por todos los fieles. Una proposición de duelo del Cabildo de Santa Marta
solicitó la asistencia de todos sus miembros a los actos fúnebres,
la imposición de luto durante los siguientes ocho días y la instalación
de un retrato del Prelado en el Salón de Sesiones. El historiador Gustavo
Arboleda dice que "La prensa liberal lo colmó de elogios por su
tolerancia y su absoluta abstención en los asuntos políticos".
11/ Poco
tiempo después de su muerte, el patrimonio del prelado desató un
sonado conflicto entre la Comunidad Dominicana y sus presuntos herederos. Un folleto,
publicado bajo el título "Mortuoria del mui Reverendo Padre Frai
Bernabé Rojas, Obispo de Santa Marta", trae la síntesis
del proceso judicial. En la contienda jurídica participaron, en bandos
opuestos, dos notables personajes de la época. Por una parte, José
M. Sojo, abogado, senador y dirigente político, representó las pretensiones
de la familia Gómez, considerada como legítima heredera, "por
haberse probado que el Sr. Diego Gómez Polanco, reconoció al Sr.
Rojas de una manera pública,
en confesión franca ante sus amigos, como a su hijo, i su hijo natural".
Según Sojo, autor del folleto de la Mortuoria, "Consta también
que el Sr. Rojas era mayor que el primogénito de los hijos legítimos
del Sr. Gómez Polanco. Hasta la prueba de semejanza, entre el Sr. Rojas
i la Sra. Natalia, hija del Sr. Gómez Polanco, hai en autos; i es de notarse
en el escrito, que se supone era el testamento del Sr. Obispo Rojas, que éste
hace donaciones a las señoras Natalia i Jesús Gómez, sus
hermanos, al señor Vicente Azula, su cuñado, i a la Sra. Clementina
Azula, su ahijada". Como
apoderado del Convento de Santo Domingo, actuó Manuel Julián de
Mier, quien sostenía que los bienes hacían parte del patrimonio
de la Comunidad Dominicana porque el voto de pobreza limitaba los derechos del
Obispo. Manuel
Julián de Mier fue propietario de la hacienda de San Pedro Alejandrino
y amasó una de las más grandes fortunas de Colombia. Era hijo de
Joaquín de Mier, el hombre más poderoso del Magdalena, de quien
heredó parte de sus bienes y los lazos personales que lo convirtieron en
uno de los hombres más influyentes en el territorio nacional. 12/
La sentencia de la Corte fue favorable a la familia Gómez, después
de un largo litigio, alimentado por los pasquines repartidos, según dicen,
hasta en las procesiones, y atizado por enfrentamientos de carácter personal
entre los poderosos de la época. Con estos protagonistas, debe suponerse
que la fortuna del Obispo era cuantiosa. Sojo dice haber solicitado seis meses
adicionales para la elaboración de los inventarios porque algunos bienes
se encontraban en lugares muy distantes. No
existe información sobre la madre del Obispo, posiblemente, porque sus
biógrafos decidieron ocultar su condición de hijo natural o extramatrimonial,
como si los hijos concebidos por madre soltera fueran portadores de un estigma
vergonzante. Ver
pruebas de la presencia de Fray Bernabé Rojas en la Provincia de Ocaña... NOTAS: 1/
Mesanza, Andrés, O. P. Apuntes y documentos sobre la Orden Dominicana en
Colombia, páginas 181 y 186. Parra León Hnos. Editores. Caracas,
1936. 2/
García Benítez, Luis. Presbítero. Reseña histórica
de los Obispos que han regentado la Diócesis de Santa Marta 1534 -1891.
Página 404. Academia de Historia, Bogotá. 3/
Mesanza, Andrés, O. P., obra citada, página 193. 4/
Ariza, Fray Alberto. Arzobispos y Obispos Dominicos en Colombia. Editorial Centro.
Bogotá. 1947. Página 83. 5/
García Benítez Luis, presbítero, obra citada, pág.
403. 6/
García Benítez, Luis, obra citada, pág. 406. 7/
Ibídem, páginas. 406 y 407. 8/
Amaya, J. Antonio. Apuntes históricos de San Calixto, página 74.
9/
Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colombia. Tomo V. Cali. 10/
Archivos eclesiásticos microfilmados. Templo Mormón, Cúcuta. 11/
Arboleda, Gustavo, obra citada, página 363. 12/
Historia Caribe. Volumen 1. No. 2. 1996. Internet.
GRATITUD:
1.
La fotografía del óleo de Fray Bernabé Rojas fue tomada por
el R. P. Ismael Arévalo Claro, en el Convento de los Padres Dominicos de
Bogotá, en el mes de julio de 2006. 2. Expresión de gratitud
a Alfredo Pérez Arévalo, quien buscó pacientemente en la
Biblioteca Nacional y obtuvo fotocopias de algunos documentos consultados para
elaborar esta biografía. |