Un
viernes de mayo, o junio de 1980, no recuerdo exactamente la fecha, por iniciativa
de un amigo común, almorzamos en el restaurante Portón Oriental,
de Cúcuta. Las referencias me lo pintaban como "un cura de izquierda,
con un cuadro del Che Guevara colgado en la pared principal de su habitación
en la casa cural, que pretendía retirar del templo algunas imágenes
de la Virgen y de los santos que alimentaban las devociones religiosas de los
feligreses de La Playa de Belén". Referencias,
he dicho, porque tenía mi residencia en Cúcuta. | | |
Mientras
despachábamos dos pargos rojos, el padre Elías Atehortúa
fue directamente al tema que había motivado nuestro encuentro: la construcción
de la planta física del colegio fray José María Arévalo.
"Algunos alumnos -dijo-, que ya no caben en el patio del colegio, terminan
en el salón de billares del parque y, en poco tiempo, tampoco habrá
capacidad en ese lugar para sus horas de recreo". Yo lo miré sorprendido.
"El futuro de los playeros -continuó- no se encuentra en el cultivo
de la cebolla ni en los estoraques sino en su talento humano
" El discurso
de Elías me llegaba directo, de manera contundente, sin ambages, con argumentos
que volaban como piedras, tiradas con una cauchera manejada con pericia por el
comensal de enfrente.
Mi
interlocutor clamaba por la construcción de la planta física del
colegio en el lote adquirido en el sitio de Los Indios, pero, según sus
palabras, los pocos recursos apropiados por la administración municipal
para tal propósito ni eran suficientes ni estaban disponibles por las quisicosas
de la burocracia local.
En
aquellos días, yo hacía parte de la Junta Directiva del Fondo Educativo
Regional de Norte de Santander y me desempeñaba como director regional
del Icetex. Elías me lo recordó antes de abandonar su frialdad inicial.
Me pareció que enrollaba y guardaba su mágica cauchera para iniciar
una cálida charla que prosperó por la unidad de propósitos.
El
22 de julio de aquel año, el Delegado del Ministerio de Educación,
Jairo Arbeláez Mendoza, el Director Regional del Icce, Mario Said Lamk
Valencia y el Director Regional del Icetex, visitaron el colegio. Se firmó,
entonces, el convenio con el Icce para la construcción de tres aulas en
el sector de "Los Indios".
El
27 de septiembre, del mismo año, llevamos al lugar la primera piedra, simbólica
de la construcción. El acto se desarrolló con la presencia de alumnos,
padres de familia, autoridades civiles e invitados especiales, entre ellos, el
Delegado del Ministerio de Educación, los directores regionales del Icce
e Icetex, Don Carlos Daniel Luna Manzano, don Emiro Antonio Arévalo Claro,
don Luis Enrique Claro Ovallos, don Jesús Emiro Claro Verlásquez,
don Hernando Trigos, don Jesús Ovallos, don Víctor Claro Torrado,
don Jorge Pérez, don Ramón Antonio Melo, profesor Ciro Ortega V.,
profesor José Navarro Quintana, el párroco, presbítero Elías
Atehortúa Concha, la licenciada María Elena Flórez Araque,
directora del establecimiento y doña Rosa Virginia Velásquez.
Posteriormente,
el padre Elías fue trasladado a la ciudad de Ocaña. Había
cumplido su misión. No lo he visto desde entonces ni me he comunicado con
él; pero oigo mencionar su nombre con frecuencia y sé que en La
Playa de Belén lo recuerdan con gratitud.
Estos
apuntes de carácter histórico tienen el propósito de manifestarle
mi respeto por su formalidad, por su apostolado espiritual, por su admirable condición
humana y, especialmente, por sus 50 años de sacerdocio (19 de marzo de
2014). ¡Qué Dios bendiga sus pasos!