| | | |POR
GUIDO PÉREZ ARÉVALO | CÚCUTA, 21 DE FEBRERO DE 2013| LA
CARRETERA OCAÑA - LA PLAYA DE BELÉN - CÚCUTA UN
CUENTO SIN FIN | |
| | | | | Don
José Guillermo Arévalo Claro, bisnieto de Tiburcio Álvarez
de Castrellón (uno de los fundadores de La Playa de Belén), dejó
unos breves apuntes que, en el momento de hilar esta crónica, tienen un
significativo valor histórico:
"29 de mayo de 1944. Se iniciaron los trabajos de la carretera
La Playa - Chapinero". La
vía pondría en comunicación al municipio con la ciudad de
Ocaña. Y, fundamentalmente, permitiría el acceso a la Carretera
Central, en la cual se habían invertido "muchos años de
tesonera labor y no poco dinero en comisiones de estudios" (Luis A. Sánchez
Rizo Monografía de Ocaña, páginas 139 y 140, biblioteca de
autores ocañeros, tomo 5). En
junio de 1934, una comisión de ingenieros había elaborado los trazados,
con los cuales empezaron las obras en la segunda quincena de agosto del mismo
año, bajo la dirección de Francisco Rueda Herrera. Agrega el señor
Sánchez Rizo: "Actualmente (febrero de 1936) se trabaja
con todo empeño y la carretera presta un correcto servicio hasta el caserío
de La Ermita a 10 kilómetros de la ciudad". | | | Foto:
Cortesía del doctor Olger García Velásquez. | | | | La
carretera Cúcuta - Ocaña es un cuento sin fin. Mi apreciado amigo,
Luis Eduardo Lobo Carvajalino, ingeniero y notable intelectual, me envió
los datos consignados en la placa develada en El Alto del Pozo para exaltar a
los funcionarios que habían participado en la dirección de las obras.
Las fotografías fueron tomadas por doctor Olger García Velásquez
y el profesor Miguel Palacios. |
| | | | -
30 DE JULIO DE 1946 - Inauguración oficial de la Carretera
- CÚCUTA - OCAÑA - Obra
empezada el 23 de febrero de 1920 y terminada bajo la administración
del doctor ALBERTO LLERAS CAMARGO Siendo sus ministros de Obras Públicas
los doctores ÁLVARO DÍAZ Y LUIS GARCÍA CADENA. Fueron
últimos directores de la obra los doctores Luis García Cadena
y Guillermo Tejeiro Caro" Homenaje de reconocimiento a todos los que de
alguna manera vincularon su esfuerzo a esta magna empresa. Foto:
Cortesía del Profesor Miguel Alberto Palacios. | |
| | | | |
| | | Como
puede verse, el periódico Hoy, de Cúcuta, registró con mucho
entusiasmo la inauguración de la carretera Cúcuta - Ocaña.
El
gobernador, Luis Alberto Lindarte, sus secretarios, entre ellos don Ciro A. Osorio,
el alcalde de Cúcuta, don Eleázar Pérez Peñuela, los
comandantes del ejército y la policía, otros altos funcionarios
y algunos invitados especiales, viajaron durante 12 horas "para recibir
numerosos agasajos y demostraciones de gratitud y de simpatía"
en la capital de la provincia. (Periódico Hoy, cortesía del profesor
Miguel Alberto Palacios). | | | |
Sin
embargo, El Trabajo del 6 de agosto, incluye en su edición un comunicado
del Club Ocaña para aclarar un lamentable incidente ocurrido en sus instalaciones
durante el agasajo ofrecido a la comisión encargada de la inauguración
de las obras. Fue solo un brote de incultura -dice el escrito- de un elemento
aislado que mereció unánime protesta de los asistentes. Agrega que
los responsables fueron censurados por las directivas del Club. | | Recorte
del diario La Opinión. Cortesía: Profesor Miguel Palacios Cárdenas |
|
| | | | | Puente
Erasmo Álvarez. Fotografía del 30 de marzo de 2013. Álvaro
Claro Claro. | | | Base
del puente, levantada por don Pedro Claro Velásquez sobre la ribera izquierda
del Algodonal (siguiendo la corriente del río). Fotos: Álvaro Claro
Claro. Marzo 2013. | | | 1.
Base de la ribera izquierda del río Algodonal. 2. Base de la ribera derecha
del río. La observan José Amaya Salazar y su hijo, José Luis
Amaya Pérez. | Fotografías:
Guido Pérez Arévalo. 8 de diciembre de 2015. Base levantada en la
ribera derecha del Aldonal. | Hojita
Parroquial, boletín de las parroquias de La Playa de Belén y El
Cincho, dirigido por el presbítero Francisco Angarita (Archivos de la Biblioteca
Nacional, de Bogotá), del 23 de febrero de 1913, trae un artículo
bajo el título "Una importante vía", de J. Z. A.,
sobre la conveniencia de comunicar las provincias de Cúcuta y Ocaña:
"El
derrotero -dice el escrito-, señalado por los prácticos es
el siguiente: De Cúcuta se toma la vía que conduce a Sardinata;
de esta población se sigue pasando por La Victoria con dirección
a El Cincho; y de este punto se toma la vía que conduce hasta aquí,
para seguir con dirección a Ocaña aprovechando la nueva variante
y el puente que pronto se concluirá sobre el río Algodonal. Por
esta vía han transitado partidas de recuas conduciendo harina, jabón,
sal, petróleo y otros artículos, sin mayor dificultad. "La
única apreciable es la construcción de un puente sobre el
río Tarra, en la vecindad de El Cincho, pero para emprender esta obra está
iniciada, por el Sr. Cura Párroco, una suscripción popular la cual
ascendió en el solo día de Año Nuevo a la cantidad de $33.500
(Aparentemente, la suma era $33.50). | | |
"La
Ordenanza número 26 de 1911, declaró vía central ésta
a que nos referimos, y según su artículo 2º. Debe ser preferentemente
atendida por el Departamento y la respectiva entidad municipal
"
En
una página interior, Hojita Parroquial informa que don Pedro Claro Velásquez
ha emprendido la construcción del puente sobre el río Algodonal,
no obstante los tropiezos que han limitado su tenacidad en esta obra y en la apertura
del camino que él mismo trazó. Pero a don Pedro no solamente lo
afanaban los escasos recursos económicos y las crecidas del río,
que impedían el paso de las bestias con los productos regionales, sino
la guerra de sus malquerientes. El
28 de febrero de 2013, publicamos en nuestra página web www.laplayadebelen.org/
un documento escrito por el doctor Arminio Piñeres Grimaldi, bajo el título
"Marginalidad vial del Departamento y la necesidad de su integración",
en el cual se cuestiona la estabilidad de los suelos de la vía Cúcuta-Ocaña,
"considerada por los cucuteños como el camino para sacar la producción
de carbón y por los Ocañeros como una mala trocha para llegar hasta
Cúcuta". Para sorpresa de quienes conocemos el artículo
publicado hace 100 años en Hojita Parroquial, las reflexiones del doctor
Piñeres Grimaldi están orientadas a reclamar "la ejecución
de una obra cuyo diseño y especificaciones están en los archivos
del antiguo Ministerio de Obras Públicas, hoy en la Agencia Nacional de
Infraestructura Vial, para el trazado vial de Cúcuta a Ocaña por
La Playa de Belén, obra cuya ejecución tuvo aprobación del
Banco Mundial". |
|
|
| | | En
1938, don Carlos Daniel Luna publicó en El Terruño, ediciones 1,
2, 3, 4 y 6, de julio 7, julio 16, julio 23, agosto 7 y septiembre 10, de 1933,
un artículo titulado "Al margen de una obra", por entregas
sucesivas, en el cual asegura que el puente estuvo a punto de realizarse por iniciativa
del presbítero Cristóbal Castro Q. y don Pedro Claro V. Emprendieron
la construcción en el paso de "La Puerta", con recursos propios,
apoyados, como era natural, por la Asamblea Departamental, que destinó
una partida de mil pesos ($1.000), en sus sesiones de 1929, por iniciativa de
los diputados ocañeros y otra suma igual en las sesiones de 1932. Los recursos
no alcanzaron y la obra se suspendió a pesar de los peligros que ofrecía
el río en tiempo de invierno. Una nueva alternativa surgió, escribe
el señor Luna Manzano, cuando Luis Mario Bautista, gerente del Cable Aéreo
de Ocaña, ofreció ayuda en dinero y herramientas, movido por la
conveniencia de transportar cebolla a través de la empresa que administraba.
En la tercera
entrega de su artículo, don Carlos Daniel Luna cuenta que visitó
el camino en construcción y que, "dadas las condiciones de solidez
y amplitud que le van imprimiendo sus dirigentes, no puede considerarse meramente
como un simple camino de herradura sino más bien como vía carreteable".
|
Y
agrega: "Allí pudimos ver a los más destacados exponentes
de nuestra pequeña sociedad empuñando con mano firme las rudas herramientas
del trabajador: al lado de don Francisco Arévalo, alma mater de esta obra,
se hallaban los no menos entusiastas caballeros, don Sixto Barriga Pérez,
don Donaldo Durán Castillo, don Ramón, don Sisto y Emiliano Ovallos,
don Emeterio, don José Antonio y don Ramón Claro, don Basilio Ascanio,
don Santiago Durán, don Bernardino Pérez y otros que por ahora se
escapan a nuestra pluma, dirigiendo un considerable número de trabajadores".
Finalmente,
en la edición número 7 del 1º. de octubre de 1933, aparecen
publicados los siguientes despachos:
La
Playa, 10 de septiembre de 1933. Excelentísimo Presidente República,
Bogotá.
Informados
excluirase de Plan Obras Públicas Nacionales construcción Sector
Cuatro Carretera Central (Cúcuta - Ocaña), destruyendo con ello
grandes aspiraciones resurgimiento estas regiones donde total aislamiento centro
nación, problema obreros sin trabajo, reclámanlo nombre justicia:
unimos nuestra súplica voz clamorosa demás pueblos Provincia ante
su Excelencia, fin encarecerle interponga su valiosa influencia para que construcción
Sector Cuarto sea toda costa excluido referido plan obras. Pedímoslo nombre
destinos patria preside. Compatriotas. Presbítero Juan de Dios Carrasquilla,
Cura Párroco, Francisco Arévalo, Presidente Concejo, Sixto Barriga
Pérez, Carlos Daniel Luna, Octavio Manzano, Donaldo Durán, Antonio
Claro Quintero (Alcalde), Ramón Ovallos, Gilberto Sanguino, Francisco Velásquez,
Feminiano Claro, Roberto Luna, Luis Velásquez, Justo Luna, Pablo E. Durán,
Trinidad Durán, Alfredo Manzano, Nicolás Vega, Basilio Ascanio,
Miguel Claro, Agapito Pérez, Melquiades Manzano, Pedro Claro, Raúl
Verjel, Luis Pérez, Marco A. Claro, Emigdio Manzano, Eladio Claro, Tulio
Manzano, Sixto Ovallos, José Antonio Claro Ovallos.
El
Presidente de la República, Olaya Herrera, contestó que había
remitido el mensaje al Ministerio de Obras Públicas. Del Ministerio respondió
el director de Ferrocarriles:
Bogotá,
15 de septiembre de 1933. Presidente Municipalidad, Párroco, demás
autoridades y vecinos. La Playa. En Plan vías que sometió Ministerio
aprobación Congreso, quedó carretera Cúcuta - Ocaña.
Refiérome suyo del 10 para Excelentísimo Presidente. Enrique Uribe
Ramírez.
En
1974, don Benjamín Pérez Pérez, concedió una entrevista
al periódico Noticias Playeras, de la cual tomamos los siguientes apuntes
históricos de la carretera La Playa de Belén - Ocaña:
| | Los
primeros en comunicarse por ruedas con Ocaña fueron, Convención,
que figuraba como objetivo inmediato del programa "Carretera a los pueblos";
y Ábrego, en dirección inversa, privilegiadamente situado al paso
de la Central del Norte (Sector 4o.). En aquel tiempo era más complicado
trasladarse de La Playa -o de Ocaña- a Cúcuta, que hoy de Bogotá
a París. Porque el recorrido si uno no se arriesgaba a hacerlo por el camino
de herradura, tenía que realizarlo en varias etapas que podían comprender
una semana, así: de Ocaña a Gamarra, en cable aéreo, siete
horas aproximadamente; de este puerto a Wilches, uno a dos días de navegación
según el barco que acertara a subir. Los barcos de carga, por ejemplo,
propulsando tres o cuatro planchones resultaban de una desesperante lentitud.
De Wilches a Bucaramanga, en autoferro, saliendo al amanecer para llegar por la
tarde. Y finalmente de esta ciudad a Cúcuta en bus, en una no muy confortable
jornada de unas doce horas de duración, por una carretera destapada, frecuentemente
obstruida por los derrumbes. Pero si el supuesto viajero no contaba con el dinero
suficiente para darse ese lujo y tenía en cambio alma de torero, hacía
el recorrido por el camino de herradura en cuatro etapas: |
Una a Puente Reyes, la otra a El Placer, adelante de Villacaro -después
de haber traspasado el páramo de Bucarasica- y la tercera a la población
de Gramalote, donde al día siguiente tomaba muy temprano el bus que en
tres horas lo conduciría a Cúcuta. Constituía
de verdad un riesgo cumplir este itinerario pues la ruta era muy escarpada, semejante
en algunos trayectos a una escalera, el tiempo regularmente tormentoso y no había
posada que no fuese increíblemente inmunda. Ojalá tuviera uno la
fortuna de unirse a una caravana de arrieros. De todas maneras se llegaba a la
capital con ampollas en las plantas pues la enclenque cabalgadura que se lograra
fletar no arriscaba a terminar la segunda etapa y había que devolverla
con el correo que invariablemente se hallaba de regreso y siempre andaba de a
pie con su fardo de correspondencia a las espaldas. Pero la magnificencia del
paisaje que ofrece el valle de Cúcuta, en contraste con la accidentada
geografía ocañera, el deslumbrante aspecto de la Perla del Norte
y el cambio de ambiente compensaban con creces las penalidades sufridas. Varias
veces hice este recorrido en esas penosas condiciones y le cuento que en la última,
ya de vuelta a mi tierra cerca de Ábrego, me sorprendió una violenta
tempestad en un cerro desierto cuyo nombre no recuerdo, y tuve que botarme al
suelo y permanecer allí tendido bocabajo soportando agua y granizo no sé
por cuanto tiempo, para evitar ser fulminado por un rayo, pues las descargas eléctricas
contra la pelada montaña se sucedían como ráfagas de ametralladora.
Aunque no determinemos fechas. Sin vislumbrar ni en sueños la carretera,
los apreciados comerciantes Ismael y Francisco Arévalo realizaron la quijotesca
empresa de llevar a La Playa el primer automóvil y ponerlo al servicio
del público. Era un carrito Ford, de cuatro cilindros. Fue transportado
por piezas, a pulso y hombro, al sitio de Chapinero, junto al río Algodonal,
donde lo armó un mecánico venezolano muy hábil de nombre
Miguel Becerra, quien meses después se casó en La Playa con Débora
Pérez. De Chapinero al pueblo el carro viajó sobre sus cuatro ruedas
aprovechando como carreteable el amplio y seco playón que recorre esa zona
y que entonces se convirtió en soñada autopista de recreo durante
las temporadas de verano. Había que observar la maliciosa sonrisa del chofer
Becerra, cuando las muchachas playeras deseosas de experimentar las emociones
de un paseo en Ford, le preguntaban ingenua y mimosamente. "¿Por cuánto
nos da una montadita?"
Por
ahí a principios de 1950 fui llamado a Cúcuta por el gobernador
Dr. Pabón Núñez a dirigir la educación secundaria
del departamento. Ya el conservatismo había recuperado las riendas del
gobierno y para los pueblos como La Playa se abrían nuevas perspectivas.
Un día me abordó en uno de los pasillos de la gobernación
don Sixto Reyes Peinado, quien desempeñaba el cargo de secretario de hacienda
departamental.
-
Oiga, Benjamín - me dijo - En su concepto cual es la obra que con más
urgencia necesita La Playa.
-
¡Ay, don Sixto! - exclamé con expresión de ruego - El puente
sobre el río Algodonal. El puente... el puente. La
obra fue rápidamente proyectada y su ejecución contratada por la
suma de ciento cuarenta y cinco mil pesos. Eran plata entonces. Fue diseñada
de tipo colgante pero apropiada para resistir el paso de vehículos pesados.
La Plata alcanzó para la construcción de los muros en el vado que
presenta el río arriba de "El Guayabal", en el punto de Chapinero,
y la ejecución se paralizó por la falta de fondos. | | |
Transcurrieron
algunas semanas y un día cualquiera se presentó en mi oficina el
ingeniero encargado de rectificar la carretera de La Playa y de trazar la de Hacarí.
-
Vengo de su tierra -me dijo y le traigo una noticia.
-
Hable a ver...
-
Acabo de descubrir una garganta en el río Algodonal y está pilado
construir el puente allí, a bajo costo, sobre estribos naturales de pura
roca y con un arco que ninguna crecida del río podrá nunca rebasar.
Lo único que quedaría por hacer es un ramalito de carretera, algo
así como un kilómetro, que empalme con la que está en servicio.
Pero de eso me encargo yo incluyéndolo en el plan de la Provincia. Le construyo
ese puente por un valor de treinta mil pesos si me consigue hoy mismo diez mil
que necesito para pagar obreros que están esperándome.
-
No se mueva de aquí, por favor. Aguarde media hora, una hora, lo que sea
necesario. Voy a ver si la suerte me ayuda y desato ya este nudo gordiano.
Me
trasladé en segundos al despacho de don Sixto Reyes y le conté la
historia.
-
Es una buena solución -me comentó- y tiene todo mi apoyo. Pero quien
debe decir la última palabra es el gobernador. Hable con Lucio.
Llevándome
casi a la gente por delante en los pasillos, me fui a su despacho y de una vez
le expliqué la situación. El doctor Pabón Núñez
me escuchó con interés y con ese espíritu decisorio y constructivo
de que siempre ha hecho gala, me dio luz verde en seguida.
-
Baje con el ingeniero -me dijo- y dígale a don Marcos de parte mía
que les entregue los diez mil pesos y los cargue al plan de carreteras del sector
de Ocaña. Encárguese usted mismo de legalizarle los papeles.
Don
Marcos Estrada ejerció el cargo de tesorero general del departamento. Era
un viejo de porte distinguido pero el mayor cascarrabias que yo haya conocido
en los últimos sesenta años. Yo lo definía diciendo que corría
uno menos riesgo pisándole por equivocación el rabo a un tigre dormido
que tratar de persuadir a don Marcos de algo que no fuera de su simpatía.
Llevaba una contabilidad a su acomodo, con apuntes en papelitos: y si alguna visita
fiscal recibió en alguna ocasión, esta debió ser simbólica
porque estoy seguro de que si hubiese sido en serio, el visitador habría
salido de la oficina con las cajas bien destempladas. Pero tenía fama,
además de su honradez, de ser un verdadero mago de las finanzas.
El
tesorero me miró con expresión maliciosa.
-¿Sabe
usted lo que son diez mil pesos?-me preguntó con evidente mordacidad- Ese
es todo el caudal con que cuenta hoy el departamento. Están a su disposición
si usted se arriesga a que el gobernador, los secretarios y usted mismo se queden
sin sueldo en el presente mes.
-
De acuerdo, don Marcos. Me arriesgo -respondí a sabiendas de que la amenaza
no sería efectiva.
| | El
ingeniero firmó un comprobante, recibió el dinero no recuerdo si
en cheque o en efectivo y... trámite concluido. Unos veinte días
después me llegaron las primeras fotografías del puente. Estaba
la obra todavía con las formaletas instaladas. Pero era puente. Su inauguración
se efectuó algún tiempo después y a ese acto apenas asistieron
unas cinco personas, el doctor Pabón quien había viajado desde Bogotá
donde se hallaba en uso de licencia. Erasmo Alvarez y Jorge Ferrero Lemus. Del
lado de La Playa, el padre Velásquez y su hermano Emilio. Indudablemente
a mis paisanos no se les dio aviso con tiempo y eso explica la falta de concurrencia.
Este puente queda sobre la estrechura del río en el sitio donde se abre
el ramal de carretera que separándose de la central del norte -sector 4o
- se dirige a La Playa. Su aspecto no es de maravilla. Pero su estructura es muy
firme, confiable; y solucionó de por vida un problema que venían
padeciendo desde tiempos lejanos no solos habitantes de La Playa sino también
los de Aspasica, Hacarí. El Cincho y las regiones que constituyen esos
territorios. Citaré un caso cualquiera, por ejemplo. Cuando en La Playa
había un enfermo muy grave, era despachado hacia Ocaña a traer las
medicinas de urgencia uno de esos famosos camineros que entonces existieron, verdaderos
corre-leguas como Tulio Manzano o Daniel Armesto. Este adquiría los remedios
en la ciudad y al regreso en "El llano de los alcaldes" se encontraba
con la sorpresa de que el Algodonal le atajaba el paso con una fenomenal creciente
que a veces duraba horas y horas en bajar. Al llegar por fin al pueblo hallaba
al paciente elegantemente estirado sobre una mesa, en medio de cuatro cirios. -
¿Y sabe que lamento ahora, Guido?
Pues haber olvidado el nombre del ingeniero. Valdría la pena que en la
lista de los bienhechores de nuestro pueblo, figurara ese nombre.1/ Sólo
recuerdo que era yerno de esa magnífica locutora y mujer de letras, llamada
María Vera de Marcucci quien dirigió en La Voz de Cúcuta
un programa dominical titulado "Hora de Variedades" durante muchos años.
Agregaré algo más. Semanas
o meses después, falleció en Bogotá en un accidente de tránsito
don Erasmo Alvarez, representante a la Cámara. Dentro del articulado del
decreto de honores, la gobernación dispuso que nuestro puente ostentara
el nombre de "Erasmo Alvarez" y como tal se le instaló la placa
correspondiente. Pero
ésta duró muy poco. Unos ocho días cuando más. Algún
malqueriente la arrancó de su sitio y la lanzó posiblemente a las
mismas aguas del río. 2/ | Recorte
de la primera página de Sagitario, diario liberal cucuteño, dirigido
por Montegranario Sánchez, edición del sábado 27 de febrero
de 1954. Cortesía del profesor Miguel Alberto Palacios. |
| | Puente
Erasmo Álvarez R. | Río
Algodonal, fotografía tomada desde el puente. Cortesía: Luis Eduardo
Páez | | | Notas: 1/
Una placa instalada en el puente lleva el nombre del ingeniero: Luis E. Guerrero.
2/
La Placa se conserva. Fotos placa y puente: Álvaro Claro Claro. Fotos,
puente sobre el Algodonal y placa: Álvaro Claro Claro | | Los
habitantes de La Playa de Belén finalmente pasaron el río, pero
la carrtera central, iniciada el 23 de febrero de 1920, muy pronto cumplirá
el primer centenario como ejemplo de ineficiencia del gobierno, no obstante la
presencia de varios ministros de la región en el despacho encargado de
las obras públicas nacionales. Desde el 30 de julio de 1946, fecha de la
inauguración oficial, esta vía ha sido un manantial de contratos
amañados y una alcancía sin fondo de dirigentes políticos
deshonestos. Graves
accidentes de tránsito, asaltos de delincuentes comunes, tomas guerrilleras,
derrumbes, son el pan de cada día en esta carretera. Las obras continúan
y los contratos florecen... La ministra dijo el 21 de febrero de 2013 que el gobierno
anterior dejó 230 obras inconclusas en el país y están investigando
qué pasó con los recursos girados para su desarrollo. Esto también
es pan de cada día, por obra y gracia de la corrupción que corroe
al Estado. |
| Foto:
Miguel Palacios. El diario La Opinión, del sábado 15 de febrero
de 2013, dice: Ayer se dio al servicio el Viaducto La Curva. Una de las obras
más importantes, construida en la carretera Cúcuta - Ocaña. | | Ceremonia
de inauguración del puente, el 20 de febrero de 2013. La acompañan,
entre otros, el gobernador de Norte de Santander, Edgar Díaz y el representante
a la Cámara, Ciro Rodríguez. Foto: Profesor Miguel Palacios. |
Puente
de La Curva
El
puente de La Curva fue inaugurado oficialmente el 20 de febrero por la ministra
de Transporte, Cecilia Álvarez. Se inició en 2011 con una inversión
de 6.500 millones de pesos. La obra reemplazó más de 400 metros
de carretera que generaban grave peligro para transportadores de carga pesada.
"Es
penoso el estado de la vía y tenemos un reto muy grande para recuperarla",
dijo la ministra al diario La Opinión (Edición del 20 de febrero
de 2013). Anunció una inversión de 140 mil millones de pesos, para
la vía de 218 kilómetros, de los cuales, 63.000 millones de pesos
corresponden a la recuperación de los 56 kilómetros, en deterioro
galopante, del tramo comprendido entre El Zulia y Sardinata. Fotos:
Profesor Miguel Palacios | |